«Está escrito en la palabra de Dios: Cuando me sigas, la gente te perseguirá», dice Vinita*, una cristiana de la India con trasfondo hindú. Su vida demuestra que esto es cierto. Desde que Vinita y su joven familia decidieron seguir a Jesús han enfrentado discriminación, amenazas y ataques violentos por parte de extremistas hindúes de su comunidad, quienes les dicen que están siguiendo a un «dios extranjero».
Cuando Vinita lee sobre la persecución en Juan 15 se tranquiliza y dice: «De estos versículos obtenemos la fuerza y la seguridad de que Dios está con nosotros». Tus oraciones y apoyo le han demostrado que no está sola ni en el olvido y le ayudan a mantenerse fuerte frente a cada desafío.
Vinita tiene más de veinte años. Trabaja en una pequeña tienda en su casa y su esposo, en una fábrica. Tienen una niña de un año. Vinita conoció la fe a través de un amigo en un trabajo anterior. «Al principio no creía, pero todos los días a la hora del almuerzo compartíamos el evangelio, entonces, poco a poco empecé a crecer en Dios».
Encontrar la fe en Jesús marcó una gran diferencia en su vida. «Antes de venir al Señor tenía muchos problemas y todo tipo de dificultades, pero cuando le encontré tuve una tranquilidad que nadie más ofrecía».
Quería compartir con más personas la paz que había encontrado en Dios, pero no todos se mostraban felices. «Traté de compartir el evangelio con muchas personas, pero no escuchaban. Me hablaban mal y me decían: Estás adorando a un Dios extranjero en lugar de a nuestros dioses»,
explica Vinita.
«Nuestros vecinos nos causaron muchos problemas. Nos echaban basura delante de la puerta y buscaban razones para pelear y crear desavenencias entre nosotros, aun así, los ignorábamos y nunca me rendí, mi trabajo era compartir la Palabra de Dios».
Pero un día, los ataques a Vinita y a su familia se volvieron más extremos. «Mi hermana regresaba del trabajo cuando los vecinos empezaron a pegarle. Intentó escapar, pero la golpeaban. Fui a rescatarla y también me golpearon a mí».
No solo atacaron físicamente a Vinita y a Isha, sino que luego fueron a la policía y las acusaron de haberles atacado a ellos. «Cuando fuimos a la comisaría, la policía no nos ayudó porque ya los habían sobornado con dinero y conocen bien a personas influyentes».
Sus heridas no eran graves, pero Vinita e Isha estaban conmovidas por este ataque y preocupadas por el caso falso que se había presentado contra ellas. Llamaron a su pastor y él vino con su hija y su esposa, Preetha*, para orar con ellas.
Cuando los extremistas hindúes de la comunidad se enteraron de que un pastor había venido a la casa de Vinita, decidieron venir y terminar lo que habían comenzado.
«Ocho o nueve hombres del barrio irrumpieron en la casa. Llevaban varas en las manos y durante casi treinta minutos nos golpearon y rompieron cosas. Corrían detrás de mí, me pegaban y nos daban patadas. Mientras nos atacaban, yo sostenía a mi hija de seis meses en mis brazos, pero me la quitaron y la tiraron al suelo. Sentí que no nos salvaríamos, pero entré corriendo a la casa de mi vecino. Los atacantes gritaban: ¡Sácala! Pero el Señor me protegió y me salvó la vida».
Vinita dice: «Orad por mi hija y por toda mi familia, para que podamos estar seguros. Vivimos con miedo de que nos hagan algo. Orad para que dejen de amenazarnos, para que seamos fuertes en la fe y valientes.»
«También doy gracias a Dios por bendecirnos inmensamente. Incluso en esta difícil situación, nuestro Padre nos ha ayudado».
«Si no fuera por Dios, estaríamos muertos».
De alguna manera todos sobrevivieron al brutal ataque. Quizás lo más sorprendente es que la niña solo sufrió unos rasguños en las piernas, pero Vinita y los demás resultaron considerablemente heridos. «Me hirieron en la cabeza, cerca de la cadera y en los hombros. Mi hermana sufrió graves heridas en la cabeza y la hija del pastor, en las manos y piernas. También golpearon a Preetha* y la dejaron grave. Cuando uno de los hombres fue a pegarle con una vara de metal, ella levantó la mano para protegerse la cabeza del golpe. Quedó inconsciente y casi le parten la mano por la mitad. También le rompieron una pierna y sufrió lesiones internas.
Pudimos ir todos juntos al hospital, pero no nos dieron tratamiento a causa de la presión de los atacantes. Los extremistas ya habían intentado matarlos a puñetazos y con varas, y ahora estaban impidiendo que los cristianos recibieran tratamiento para que salvaran su vida.
La esposa del pastor estaba muy grave y pedí a Dios que la sanara: Padre, solo muestra tu poder y cúranos».
Dios respondió a las oraciones de Vinita, pero tal vez no de la manera que ella esperaba. «Los colaboradores de Puertas Abiertas se acercaron para ayudarnos. Nos llevaron a otro hospital donde nos atendieron y pagaron los gastos».
Dios salvó la vida de Preetha gracias a tus oraciones y apoyo. «Si los colaboradores no hubieran ayudado, la esposa de mi pastor habría muerto».
Después de todo lo que ha pasado Vinita, sería comprensible que sintiera odio hacia sus perseguidores. Pero ella dice: «Cuando Jesús dejó este mundo, dijo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Este versículo me enseña a perdonar a mis enemigos y oro para que los atacantes cambien de opinión».
Cuando se le preguntó si alguna vez pensó en dejar su fe para que la persecución terminara, ella dijo: «Nunca pensé en dejar a Dios, porque él nos protegió y nos ayudó. Nunca dejaré al Señor.
Si conociera a otras personas que estuvieran pasando por persecución, les diría que las dificultades vienen cuando seguimos a Dios, pero él nos ayuda y nos saca de ellas. Si dejamos a Dios, nuestra situación solo empeorará. Permanezcan en Cristo Jesús que nos sostiene y él les bendecirá.
Tenemos paz solo en él, así que no lo dejes. La paz en Cristo no se encuentra en ningún otro lugar».
«También agradezco a Dios habernos bendecido inmensamente. Incluso en nuestra difícil situación, nuestro Padre nos ha ayudado».
El ataque a Vinita no fue algo aislado. Si bien los colaboradores de Puertas Abiertas esperaban que las restricciones por el Covid-19 generaran menos ataques contra los cristianos, lamentablemente no fue así: cientos de creyentes fueron atacados físicamente debido a su fe el año pasado en India. Vinita es solo una de los muchos creyentes que se han enfrentado a la violencia debido a su fe en Jesús.
Además de los ataques violentos, muchos más cristianos en la India también sufren discriminación, y esto puede ser igualmente mortal. A miles de creyentes se les negó la ayuda alimentaria del gobierno durante los encierros del covid-19, y habrían
muerto de hambre sin la ayuda de los socios locales de Puertas Abiertas. A Preetha, la esposa del pastor de Vinita, no solo casi la matan a golpes, sino que los profesionales médicos en un hospital público también se negaron a tratarla y la habrían
dejado morir simplemente porque ser cristiana.
«Cuando los cristianos son llevados al hospital, la mayoría de las veces le niegan la ayuda y la policía se toma mucho tiempo para registrar sus casos. Esta gente sufre mucho.»
Pastor Samuel
Es por eso por lo que tus oraciones y apoyo son vitales. Están brindando ayuda vital, como pagar un tratamiento médico privado para los que son atacados, alimentos a quienes el gobierno se los niega y capacitación y apoyo legal para que puedan buscar justicia cuando enfrentan discriminación y violencia.
El pastor Samuel dice: «Mis queridos hermanos y hermanas, todos podemos hacer lo que estamos haciendo solo porque ustedes están orando y porque están ofrendando. Muchas gracias por todas sus oraciones, todo su apoyo y todo lo que está haciendo por la iglesia perseguida».