Este es un mensaje de primera mano de Heena*, colaboradora de Puertas Abiertas, sobre la situación del COVID-19 en la India. Habla de los desafíos de la pandemia, de la diferencia que produce tu apoyo y de la inspiración que suponen los creyentes perseguidos.
Hola, me llamo Heena y trabajo como colaboradora de Puertas Abiertas en la India. Es un gran privilegio para mí formar parte de este proyecto. Trabajamos para los cristianos perseguidos en toda la región, en diferentes zonas de la India.
Del mismo modo, trabajamos a través de colaboradores locales y cristianos de aquí, que nos ponen en contacto con las personas necesitadas. Intentamos ir allí y conectar directamente con las personas necesitadas y aportarles toda la ayuda que necesitan.
La India está pasando por un momento muy duro para afrontar la situación de la pandemia. Los casos de Covid-19 aumentan día tras día. Hace poco tuvimos 45.000 casos en un día. Está siendo un momento muy difícil, sobre todo porque en La India hay una gran proporción de personas que viven por debajo del umbral de pobreza y mucha gente que tiene trabajos con salarios mínimos, además de trabajos que dependen de pequeñas empresas y sectores empresariales.
La gente está luchando con salarios mínimos o no tiene absolutamente ninguno, así que hay gran parte de la población que depende de la comida que el gobierno, o cualquier otro organismo de ayuda, proporciona. Es un momento verdaderamente caótico para la India.
Por la gracia de Dios, hemos podido alcanzar a unas 10.800 familias (con ayuda alimentaria), y esto incluye a casi 60.000 personas. En la India, solemos tener cereales, que son una parte esencial de la dieta, por lo que el paquete de alimentos contiene una gran cantidad de cereales que se consumirán dos o tres veces al día. Puede ser una cierta cantidad de arroz, de trigo, o de otro tipo de grano, dependiendo de la región. Les preguntamos qué quieren, y si es arroz, les damos una bolsa grande de arroz.
La necesidad es cada vez mayor. Sabemos que aquellas personas a las que hemos socorrido volverán a necesitar comida, porque se consume en un mes. Por lo tanto, oramos por la provisión de Dios, y también para que Dios trabaje con sus vidas, para que puedan tener un mejor sustento.
Ahora mismo, el mayor problema es la cuarentena y la imposibilidad de viajar así que estamos en contacto con los cristianos locales. Quien esté cerca del creyente comprará y le aportará los suministros. Así es como lo hacemos.
A menudo, me pregunto: supongamos que no hubiésemos estado allí, ¿qué habría pasado? Por supuesto, es muy difícil imaginarlo. Pero dependemos del Señor. Obviamente, los creyentes están recibiendo esta ayuda por medio de su fe; nosotros solo somos un medio.
Me comentan a menudo: «Eres una respuesta a nuestras oraciones. Hemos orado, verdaderamente hemos orado por esta ayuda». La mayoría de las veces lloran y dicen: «Nuestro Dios es fiel y tu presencia nos lo ha dejado claro. Tu presencia con nosotros ha fortalecido nuestra fe».
En muchas ocasiones hay gente que cuenta que han estado a punto de abandonar su fe, pero el apoyo les ha fortalecido y los ha llevado a una relación nueva y más fuerte con Dios. Así que nuestra ayuda, gracias a todos los que nos apoyan, verdaderamente les está fortaleciendo y que están resultando crucial. Verdaderamente Dios está usando esta obra.
Es increíble saber que la gente dispuesta a aferrarse a la fe incluso en tiempos tan difíciles, y que, en esos momentos tan complicados, su fe está aún más viva. Cuando te encuentras con una persona perseguida y le das estas cosas, te cuentan más sobre cómo Dios ha sido real en sus vidas. Sus testimonios están reviviendo nuestros testimonios.
A pesar de haber sufrido, tuvieron esa fuerza increíble para soportarlo. Desarrollaron una fe increíble para aferrarse a Jesús. Lo que les hace aferrarse a Jesús es sobrenatural y va más allá de lo que podamos comprender.
Durante el confinamiento, cuando la gente está fácilmente aislada, es difícil huir (de la persecución) y ya se han producido una serie de asesinatos. Hace poco, escuché acerca de una señora que fue asesinada por su fe. Le habían avisado en varias ocasiones.
También estábamos en contacto con un pastor al que habían avisado varias veces en su aldea. La gente le decía: «Te mataremos si no abandonas tu fe» pero él continuó.
Contactamos con él y nos habló de estas advertencias. Le dijimos que le prepararíamos un lugar seguro y que tenía que irse de aquella aldea, pero nos dijo: «Este es mi objetivo: quedarme en esta aldea y servir al Señor». Recientemente, este pastor fue asesinado.
Cada vez ocurren más incidentes violentos. En una ocasión, una persona recibió una paliza tan brutal que casi murió estrangulada. Pudimos contactar con esa familia. Casi los matan, pero pudieron huir de la aldea. Tenía tres hijos y su esposa y pudimos darles refugio. Su cuello estaba inflamado porque habían intentado estrangularlo.
Hace poco también nos encontramos con una chica que también estuvo a punto de ser estrangulada, y que también tenía el cuello inflamado. Además, la habían violado y el agresor intentó golpearla, pero, por la gracia de Dios, solo le dio en la pierna. Necesitó tiempo para recuperarse. Su pierna se está recuperando, pero ella no negó a Jesús.
Ya había sido expulsada por su familia. Este incidente ocurrió porque la gente le odiaba por ser cristiana. Había encontrado refugio en otro lugar (lejos de su familia) pero entonces fue violada y casi asesinada.
Todos estos incidentes violentos están ocurriendo uno a uno. En los últimos meses también ha habido varios ataques a iglesias.
Desde que comencé a trabajar como colaboradora de Puertas Abiertas mi fe ha aumentado porque veo lo que supone ser un discípulo de Jesús. Veo el precio que se paga y lo que se recibe. Lo que recibes no es visible – el precio que pagas es más visible.
Sin embargo, he aprendido de estos creyentes que aspiran a las cosas invisibles y, cuanto más aspiran a ello, más se fortalecen y menos se preocupan por las cosas visibles de la tierra, así como de la persecución visible. Aspiran a los dones invisibles y a la corona invisible que será visible en los días venideros. Eso siempre me ha inspirado a mirar hacia las cosas celestiales y a preocuparme menos por las cosas terrenales.
Estamos proporcionando ayuda a estos creyentes, y esto es muy necesario. Todo esto está inspirado por Dios y el Espíritu Santo. Al mismo tiempo, cuando estás en contacto con estos creyentes, ves que son ellos quienes han dejado todo por Jesús, y no lo hacen porque vayan a obtener ayuda. Obviamente, están orando a Dios pidiendo ayuda, pero, incluso si no la reciben, siempre permanecen fuertes en la fe: están alcanzando esa corona.
Cuanto más contacto tengo con ellos y más leo sus historias, entiendo mejor lo importante que es mirar hacia esa meta.
El resto de las cosas del mundo no tienen valor cuando miramos hacia Jesús.