Casi 4,4 millones de los 55 millones de habitantes de Myanmar son cristianos. La religión mayoritaria es el budismo.
Myanmar sigue sumido en un violento conflicto que está teniendo un impacto devastador en la minoría cristiana del país.
Desde el golpe militar de febrero de 2021, los cristianos se han enfrentado a una mayor violencia y a restricciones más estrictas. Se ha asesinado a creyentes y se han atacado indiscriminadamente iglesias, incluso las bien establecidas en estados predominantemente cristianos como Chin y Kayah. Más cristianos que nunca han sido expulsados de sus hogares y han encontrado refugio en iglesias o campos de desplazados internos. Algunos incluso se ven obligados a huir a la selva, donde a menudo se ven privados de acceso a alimentos y atención sanitaria.
Los cristianos forman parte del movimiento de resistencia, generalmente pacífico, pero los combates han aumentado en todo el país y, aunque no todos los grupos armados de minorías étnicas están implicados, sí lo están algunos cristianos. Las fuerzas gubernamentales han seguido atacando desproporcionadamente aldeas e iglesias cristianas y también han matado a cooperantes y pastores cristianos, a menudo en ataques aéreos.
Más allá del conflicto, los conversos al cristianismo se ven perseguidos por sus familias y comunidades budistas, musulmanas o tribales por haber abandonado su antigua fe. Las comunidades que pretenden seguir siendo «solo budistas» hacen la vida imposible a las familias cristianas.
Los grupos eclesiásticos no tradicionales también sufren oposición, especialmente los situados en zonas rurales y los conocidos por sus actividades evangelizadoras.
El creciente uso por parte de los militares de tecnología sofisticada, mucha de la cual procede de China y Rusia, supone otro reto para los creyentes de Myanmar. Es probable que quienes estén bajo sospecha se enfrenten a una vigilancia intrusiva, lo que dificulta escapar de las garras de los militares. Los cristianos también deben tener cuidado con lo que dicen por teléfono, mientras que los socios locales deben ser cuidadosos en sus comunicaciones y transacciones financieras.
Inmediatamente después del golpe de 2021, se cortaron las líneas telefónicas y de Internet en las zonas de mayoría cristiana para impedir que se difundieran noticias de lo que estaba ocurriendo, y hoy en día, cualquiera que comparta algo en Internet sobre las autoridades se arriesga a sufrir graves consecuencias.
«Los cristianos en esta situación son como velas que arden pero están a punto de apagarse. Les vendría bien la ayuda de otra vela para reavivar su llama por completo».
Daysi, colaboradora local
En el último año, la guerra civil de Myanmar se ha enquistado en zonas con una importante presencia cristiana, como el estado de Chin. Pero la naturaleza generalizada del conflicto y la amenaza a la que se enfrentan los conversos en lugares donde la influencia cristiana es menor, significan que la persecución es un riesgo muy real para nuestras hermanas y hermanos en distintas partes del país.
En la última década, se habían logrado algunos avances en materia de derechos de la mujer en Myanmar, pero estos están desapareciendo rápidamente tras la toma del poder por los militares en febrero de 2021.
El ejército es un conocido perpetrador de violencia sexual y de género, y hay pruebas de que dicha violencia se ha intensificado desde el golpe, especialmente a través de prácticas de interrogatorio. Las agresiones sexuales y físicas por parte de las fuerzas armadas constituyen una importante amenaza para las mujeres cristianas, especialmente las pertenecientes a minorías étnicas.
Según un proverbio tradicional birmano, "El marido es dios, el hijo es el amo", que indica cómo las mujeres en Myanmar son consideradas tradicionalmente inferiores a los hombres. Estas actitudes significan que cualquiera de nuestras hermanas que se convierta de la fe tradicional de su familia puede enfrentarse a una dura persecución, que incluye el matrimonio forzado y el arresto domiciliario.
Entre la minoría musulmana rohingya, personas ajenas a la familia también utilizan el matrimonio como medio para cultivar el islam entre las niñas cristianas. Se han dado casos de hombres musulmanes que fingen ser cristianos, e incluso se bautizan, para encontrar una esposa cristiana.
Tanto hombres como mujeres se ven perjudicados por la inseguridad y los desplazamientos causados por el conflicto actual. Pero nuestros hermanos de Myanmar afrontan algunos retos singulares.
En la cultura de Myanmar, se anima a los hombres a buscar trabajo, ya que son el principal sostén de la unidad familiar. Pero dado que hay menos empleos disponibles para los conversos, las familias pueden tener que luchar por sobrevivir. Los hombres cristianos también pueden sufrir amenazas, burlas y palizas por seguir a Jesús.
El conflicto en curso ha hecho que más personas tomen las armas para luchar. Ha habido casos de pastores que han sido atacados tras disuadir a los jóvenes de unirse a los grupos rebeldes.
Las escuelas budistas Na Ta La pretenden convertir a los niños cristianos, lo que constituye una forma eficaz de impedir que el cristianismo se extienda a la siguiente generación. Los niños de estas escuelas son educados para convertirse en monjes budistas.
Ko Aung (nombre ficticio), que se ha visto obligado a huir de Myanmar debido a la vigilancia intrusiva de las autoridades, mayo de 2023
«Dios me enseñó a través de Su Palabra que todas las cosas suceden para bien. Como he experimentado la persecución, ahora puedo entender mejor el dolor que experimentan los cristianos que sufren por su fe.».
Ko Aung
A través de colaboradores locales, Puertas Abiertas fortalece a los creyentes perseguidos en Myanmar mediante la distribución de literatura, programas de discipulado y liderazgo, apoyo con medios de subsistencia y ministerios para jóvenes, niños y familias.
Querido Dios, inclina los corazones de los militares hacia la justicia, la paz y la libertad, y trae seguridad y estabilidad duraderas a esta atribulada nación. Refresca los espíritus de los creyentes cansados y fortalécelos para que respondan a los desafíos de la manera que Tú quieres. Protege a las iglesias y a los creyentes, y que los cristianos no sean vistos como una amenaza para los distintos bandos, sino como pacificadores. Oramos especialmente por los jóvenes; cautiva sus corazones, guárdalos del maligno y muéstrales el precioso llamamiento que tienes para ellos. Gracias por el maravilloso trabajo de los líderes de las iglesias y de los colaboradores locales; nútrelos mientras buscan nutrir a otros, y equípalos para cada tarea. Amén.
Muy Alto