Hay 126,8 millones de cristianos en México; constituyen la mayoría de la población total, que es de 132 millones.
Aunque la mayoría de la población mexicana se considera cristiana, muchos creyentes viven en peligro de persecución, sobre todo por parte de bandas criminales, cárteles de la droga y grupos indígenas.
En muchas partes del país, la presencia de grupos criminales es cada vez mayor. Los cristianos que con valentía denuncian sus actividades, o que se dedican al trabajo comunitario o a la evangelización (especialmente con jóvenes, drogadictos e inmigrantes) son considerados una amenaza, y eso los convierte en un objetivo. Las autoridades han sido incapaces de frenar la creciente influencia de estos grupos criminales, lo que hace que los creyentes estén aún más expuestos a los ataques.
En algunas comunidades indígenas, quienes deciden abandonar sus creencias ancestrales y tradicionales para seguir a Jesús se enfrentan a ostracismo, multas, encarcelamiento y desplazamiento forzoso. Dado que los dirigentes indígenas son quienes administran la justicia en esas zonas, los creyentes no tienen a quién recurrir para investigar las fechorías y proteger su libertad religiosa.
México es un Estado estrictamente laico, y la hostilidad hacia la fe y los valores cristianos ha aumentado en general, y las expresiones públicas del cristianismo se enfrentan a un escrutinio legal cada vez más fuerte.
La persecución ha empeorado en el último año. Los cristianos se enfrentan a una creciente presión en su vida privada, y las expresiones personales de fe –como poseer una Biblia en algunas comunidades indígenas, o compartir la fe en Internet– son cada vez más arriesgadas. También ha aumentado la represión contra los creyentes que expresan opiniones que se consideran controvertidas, e incluso se han producido ataques intimidatorios contra las propiedades de las iglesias. Esto ha llevado a muchos creyentes a guardar silencio por miedo a represalias.
Pero la mayor presión sigue ejerciéndose en la vida comunitaria, al reflexionar sobre lo expuestos que están los cristianos a los ataques tanto de bandas criminales, incluidos los cárteles de la droga, como de grupos indígenas. Los incidentes de violencia registrados han disminuido ligeramente desde el año pasado, pero siguen siendo extremos.
Como noticia positiva, en junio de 2023 se completó y publicó, con el apoyo de Puertas Abiertas, la traducción de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público al tzotzil, una de las lenguas indígenas más habladas e importantes del estado de Chiapas. Este hito, celebrado como una primicia histórica para México, permitirá a los creyentes conocer mejor sus derechos a la hora de practicar su fe en comunidades que pueden resultarles hostiles.
«Gracias a Dios, sigo adelante; Dios me ha dado fuerzas para continuar. Aunque me esperan pruebas difíciles, sé que Dios no me dejará sola».
Adolfina, viuda del pastor Imeldo, febrero 2023
Se cree que hay unos 150 grupos delictivos activos en todo México, con al menos uno operando en cada estado. La capital, Ciudad de México, es una de las zonas con mayor influencia de los cárteles. La persecución es un riesgo real para cualquier cristiano que viva en estas zonas y sea considerado una amenaza para la actividad de los cárteles.
En el sur de México, los cristianos que abandonan las creencias indígenas tradicionales por el cristianismo corren un riesgo especial de hostilidad y desplazamiento.
La intolerancia hacia los creyentes por sus opiniones sobre distintos temas es especialmente acentuada en un número selecto de Estados.
Las mujeres que se convierten al cristianismo de algunas comunidades indígenas se enfrentan a elevados niveles de presión, que incluyen ser obligadas a casarse con hombres no cristianos para presionarlas a renunciar a su fe.
Las bandas criminales, incluidos los cárteles de la droga, representan la otra amenaza grave para mujeres y niñas. México tiene uno de los índices más altos del mundo en explotación de seres humanos, y las mujeres son un blanco fácil de secuestro y esclavitud sexual, sobre todo por parte de grupos armados ilegales. Los líderes criminales también tienen en el punto de mira puesto en los hijos de los cristianos, porque se supone que son más obedientes y, por tanto, más fáciles de instruir y adoctrinar. Los que se resisten sufren amenazas y desplazamientos forzosos.
Es probable que las mujeres que intentan abandonar una banda criminal tras convertirse al cristianismo se encuentren con que sus familias están amenazadas de violencia.
En las zonas controladas por bandas criminales o cárteles de la droga, los jóvenes son vulnerables al adoctrinamiento y al reclutamiento forzoso, especialmente dados los altos niveles de pobreza y desempleo. Los cristianos se encuentran entre los afectados, y los hijos de líderes religiosos son especialmente perseguidos, con el objetivo de presionarlos para que abandonen sus actividades cristianas. Los jóvenes que se resisten a los acercamientos pueden sufrir amenazas, secuestros y la muerte, mientras que sus familias pueden sufrir intimidaciones y sobornos.
Los propios líderes eclesiásticos —en su mayoría hombres— pueden verse amenazados, sobre todo los que participan activamente en labores comunitarias positivas y denuncian las actividades delictivas. También pueden ser objeto de ataques porque se cree que tienen acceso a fondos de la Iglesia. Muchos están sometidos a severas restricciones para viajar, especialmente cuando atraviesan zonas controladas por los cárteles de la droga.
En algunas zonas indígenas, los líderes eclesiásticos son vulnerables al acoso, castigo físico y expulsión de la comunidad, porque se presume que incitan a la rebelión y difunden el cristianismo. En estas comunidades concretas, las tradiciones locales suelen incluir prácticas sincretistas católicas, por lo que el enfoque de los líderes eclesiásticos en la fe bíblica puede no ser bien recibido.
Florence, cuyo marido fue asesinado por su fe, febrero de 2023
«No sabía por dónde empezar, pero el Señor me dio sabiduría. Siete meses después de la muerte de mi marido nació mi hijo. El primer año estuve deprimida y dolida. Estaba a punto de rendirme; no tenía fuerzas. Pero poco a poco, Dios me levantó».
Florence
Puertas Abiertas fortalece a los creyentes perseguidos en México con formación bíblica, apoyo jurídico, atención postraumática y ayuda socioeconómica.
Padre Celestial, gracias por la increíble valentía de nuestra familia en México, que habla en contra de la violencia y promueve la paz. Te pedimos que los protejas y que continúes dándoles valor en sus ministerios. Que sus palabras y sus vidas toquen los corazones de los líderes criminales, para que dejen la violencia y el odio, y te sigan. Fortalece la fe de quienes viven en comunidades indígenas; aliéntalos con tu amor y muéstrales cómo tú actúas poderosamente en sus barrios. Que nuestros hermanos y hermanas de México no se desanimen a medida que aumenta la oposición, sino que se sientan fortalecidos para crecer en su fe y testimonio. Lleva la paz, la justicia y el buen gobierno a todas las regiones de México. Amén.
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