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Muy Alto
Hay 5,03 millones de cristianos en Kazajstán de una población de 19,8 millones; constituyen una cuarta parte de la población total.
En Kazajistán, la libertad religiosa está fuertemente restringida por la Ley de Religión del país, que data del siglo XVI. El gobierno aumenta continuamente su control sobre la sociedad, lo que se traduce en un incremento de la vigilancia, redadas en reuniones y detenciones. Utilizan la amenaza del islam militante para justificar estas restricciones.
Las iglesias ortodoxas rusas se enfrentan a menos problemas, ya que no suelen relacionarse con la población local. Los cristianos autóctonos de trasfondo musulmán son los que más sufren. Son perseguidos tanto por el Estado como por sus propias familias, amigos y comunidades. Algunos conversos son recluidos por sus familias, golpeados y expulsados de sus comunidades. Además, los imanes locales predican contra ellos, lo que aumenta aún más su aislamiento.
Kazajistán ha subido nueve puestos en la Lista Mundial de la Persecución de 2025 respecto al año pasado. Esto se debe principalmente a una mayor puntuación en violencia. En general, la presión sobre los seguidores de Jesús sigue siendo muy alta. La libertad religiosa está restringida por una legislación que data de septiembre de 2011. El gobierno kazajo ha ido aumentando su control sobre el conjunto de la sociedad, lo que se ha traducido en una mayor vigilancia, redadas en reuniones y detenciones.
«[Mi familia] me puso bajo arresto domiciliario y ni siquiera me dejó ir a la escuela. Papá me quitó la Biblia y el teléfono, y no podía hablar con nadie»
Guliya*, de Asia Central
En Kazajistán, todas las comunidades cristianas pueden sufrir violaciones de sus derechos por parte de funcionarios públicos, independientemente de su ubicación. Sin embargo, los conversos al cristianismo sufren mayor presión por parte de la familia, los amigos y la comunidad, especialmente en las zonas rurales. La presión es menor en entornos urbanos, donde pueden disfrutar de más anonimato y redes de apoyo.
En Kazajistán, la cultura islámica tradicional sitúa a la mujer en una posición subordinada, que exige su total sumisión. Esta norma cultural hace que las mujeres conversas al cristianismo sean especialmente vulnerables. Se enfrentan a abusos físicos y verbales, acoso, amenazas e incluso arresto domiciliario. Una mujer kazaja cuenta que su marido le golpeaba con frecuencia por haber elegido seguir a Jesús, y que incluso le dio una patada en el estómago cuando estaba embarazada. Nunca denunció los malos tratos por vergüenza, ya que temía que la consideraran una mala esposa. Finalmente, su marido la abandonó, dejándole a ella y a sus hijos sin medios de sustento.
Su historia es sólo una entre otras muchas similares. La violencia doméstica está muy extendida en Kazajistán y hay pocas medidas eficaces para combatirla. La policía y los servicios de apoyo son inadecuados y las reformas políticas no parecen llegar. Aunque no se ha denunciado ningún caso, existe el riesgo de matrimonio forzoso con un musulmán. En algunos casos se recurre a prácticas de secuestro, como el «rapto de la novia». Las mujeres y niñas de las zonas rurales son las que mayor riesgo corren. Las mujeres cristianas también se enfrentan a la amenaza de agresiones sexuales, que a menudo no se denuncian debido al estigma.
En las zonas rurales, los cónyuges e hijos de conversos sufren presiones para permanecer dentro de la comunidad musulmana. Las mujeres luchan por escapar de esta presión debido a la elevada tasa de desempleo y a la falta de independencia económica. La persecución de las mujeres cristianas infunde miedo en las familias y las comunidades, y también puede ser un medio para perseguir a sus maridos.
En Kazajistán, los hombres suelen desempeñar funciones de mayor responsabilidad y su persecución repercute en su familia y comunidad eclesiástica. Cuando los hombres cristianos son perseguidos, afecta a toda la familia, especialmente si pierden su empleo. Los líderes religiosos cristianos son especialmente perseguidos por las autoridades.
Los hombres cristianos sufren presiones tanto del Estado como de sus comunidades. La persecución estatal incluye restricciones para viajar y multas. El servicio militar conlleva riesgos adicionales, ya que los jóvenes de este país de mayoría musulmana sufren presiones por su fe. Negarse a cumplir el servicio militar puede acarrear multas y penas de prisión.
Para los hombres cristianos, ganarse la vida es todo un reto, especialmente en las zonas rurales, donde las autoridades exigen sobornos a los propietarios de negocios protestantes. Algunos mantienen su fe en secreto para evitar ser perseguidos. Mientras los protestantes se enfrentan a estos retos, no ocurre lo mismo con los cristianos ortodoxos rusos. Los conversos y los líderes religiosos cristianos corren el riesgo de perder su empleo por motivos de fe.
Zaida (nombre cambiado), creyente de Asia Central:
«[Mi hijo] me amenaza y dice que cuando me muera no me enterrará, sino que me abandonará en la calle. Y nuestros parientes y vecinos no le critican porque yo he traicionado la fe musulmana»
zaida
Puertas Abiertas ayuda a los cristianos de Asia Central perseguidos por su fe. Prestan ayuda y apoyo inmediatos mediante la distribución de literatura, la oración, la capacitación y diversos proyectos sociales y económicos, como centros de rehabilitación.
Padre celestial, te pido que acompañes a mi familia en Cristo en Kazajistán, que confía en ti y te sigue, pase lo que pase. Protege a mis hermanas kazajos de los abusos en sus hogares, de los casos injustos en los tribunales y de la mala aplicación de las regulaciones que obran en su contra. Te pido que protejas a los líderes de la iglesia de la vigilancia del gobierno y que hagas posible que cada creyente tenga su propio ejemplar de la palabra de Dios. Te pido, con la confianza de saber que tú todo lo puedes, que empoderes a tu iglesia para que llegue a todo el que desea conocerte. En tu nombre, te lo pido. Amén.
