Chad tiene alrededor de 6 003 000 cristianos, alrededor del 32% % de una población de 18,847 millones. En el 2025 Chad entra en la Lista Mundial de la Persecución en el puesto 49.
Chad se enfrenta a enormes desafíos debido a su proximidad a países que luchan contra grupos yihadistas radicales y, en ocasiones, a la presencia de estos grupos dentro de sus fronteras. Boko Haram y otros grupos extremistas operan en Chad, y las crisis de desplazados de los países vecinos (especialmente Sudán) han contribuido a la inestabilidad. En este contexto, ser cristiano conlleva riesgos considerables, sobre todo en las zonas rurales, donde el miedo impide a menudo a los creyentes asistir a la iglesia.
En las regiones dominadas por el islam, las personas que se convierten al cristianismo son especialmente vulnerables y, a menudo, se ven obligadas a practicar su fe en secreto para evitar reacciones violentas por parte de sus familias o comunidades. Aunque
la constitución de Chad garantiza la libertad religiosa, puede resultar difícil convertirse legalmente y registrar iglesias.
Chad, país centroafricano, entra en la Lista Mundial de la Persecución 2025 y aparece entre los 50 primeros este año debido a un notable aumento de la violencia y la presión derivadas del creciente radicalismo islámico. El año pasado, los cristianos de Chad se enfrentaron a una importante persecución, donde muchos fueron desplazados y sus propiedades quemadas o destruidas. Los creyentes locales informan de una creciente ola de extremismo islámico, especialmente entre los líderes religiosos más jóvenes, que promueven la intolerancia y crean un entorno intimidatorio para los cristianos. Los cristianos conversos sufren fuertes presiones, sobre todo en las zonas dominadas por estos líderes radicalizados. La persecución de los cristianos en Chad ha aumentado tanto en alcance como en intensidad. Se ha producido una crisis de desplazados en los países vecinos, especialmente en Sudán, donde cientos de miles de refugiados han cruzado la frontera hacia Chad, lo que ha desestabilizado aún más la región. Esta afluencia ha intensificado los problemas en los campos de desplazados, donde los cristianos pueden encontrarse con una oposición hostil o incluso violenta a su fe. Los conversos también corren un riesgo considerable de enfrentar persecución por parte de sus comunidades o familias.
«Doy gloria a Dios por la ayuda material [que recibimoms] para las viudas y huérfanos que están bajo nuestra protección. Por supuesto les ayudamos, pero la Iglesia en todo el mundo también continúa apoyándoles».
Pastor Bernadin
Los cristianos que viven en zonas donde son frecuentes los ataques de Boko Haram corren mayor riesgo de sufrir violencia. Los creyentes, especialmente los conversos de origen musulmán también corren mayor riesgo en las zonas donde actúan líderes religiosos musulmanes extremistas.
En Chad, las mujeres y las niñas son víctimas de divorcios y matrimonios forzosos, secuestros por parte de grupos militantes islámicos, violencia sexual y prácticas culturales perjudiciales. En un contexto predominantemente islámico y patriarcal, las
mujeres cristianas son doblemente vulnerables a causa de su religión y de su sexo.
Las cristianas conversas de origen musulmán se enfrentan a una fuerte presión por parte de su familia y comunidad local. Los padres de las conversas pueden obligarlas a casarse a la fuerza con un musulmán para volver al islam. Las niñas que rechazan
estos matrimonios pueden sufrir graves consecuencias, incluida la violencia por parte de sus padres y otros miembros de la familia y la comunidad. Si las mujeres ya están casadas cuando se convierten, sus maridos suelen sufrir presiones por parte de
sus familias y la sociedad para divorciarse de ellas e impedirles ver a sus hijos.
Las mujeres y las niñas también pueden tener dificultades para acceder a la comunidad cristiana o asistir a los cultos, ya que su familia puede encerrarlas fácilmente en casa. Algunos padres imponen límites de forma más indirecta, por ejemplo, sobrecargándolas de tareas para impedir que salgan de casa. Las mujeres y niñas cristianas también pueden sufrir palizas o ser desheredadas.
En Chad, los hombres y niños cristianos tienen más probabilidades que las mujeres de sufrir violencia y ser asesinados. Se enfrentan a ataques, arrestos y detenciones ilegales, y pueden sufrir violencia física, denegación de herencia y marginación. Pueden, además, sufrir secuestros.
La persecución adopta diversas formas, como el acoso económico en términos de negocios, empleo y oportunidades laborales, así como el reclutamiento o servicio militar que va en contra de su conciencia.
Los hombres y niños cristianos de Chad son muy vulnerables a la persecución por parte de grupos militantes islamistas como Boko Haram. Según los informes, algunos han sido secuestrados, obligados a convertirse al islam y reclutados a la fuerza para servir como combatientes yihadistas.
Los conversos de origen musulmán corren mayor riesgo de sufrir violencia a manos de su familia y comunidad. Los cristianos detenidos sufren un trato duro que en ocasiones incluye torturas, y algunos mueren a causa de ello. Normalmente, cuando se descubre su conversión, los conversos son aislados por su familia y la comunidad local.
Malloum (nombre cambiado), converso de origen musulmán del centro de Chad, que vivió un tiempo con su tío musulmán tras convertirse al cristianismo.
«[Mi tío] recogió toda mi ropa y la tiró a la basura, y me pidió que abandonara su casa. No tenía adónde ir. Le supliqué que me dejara quedarme, pero cogió un palo grande y me echó de su casa».
Malloum
Puertas Abiertas trabaja a través de la iglesia local en Chad para proporcionar recursos importantes como preparación para la persecución, discipulado, fortalecimiento económico y atención a los recién convertidos.
Señor, lloramos porque Chad se ha convertido en un lugar aún más difícil para que tu pueblo prospere. Te pedimos que traigas sanación y esperanza a tu iglesia sufriente en Chad, que traigas paz a esta parte de África y que ayudes a tu pueblo a ser sal y luz mientras te siguen con valentía. En el nombre de Jesús, amén.