En países como Irán, ser mujer es algo difícil por sí mismo. Ser mujer y cristiana te hace ser extremadamente vulnerable.
Cuando Sahar se convirtió al cristianismo, comenzó a sufrir una intensa persecución. Fue expulsada de su hogar por un marido enfurecido, obligada a dejar atrás a sus hijos y encarcelada por su fe.
«Me lo arrebataron todo», afirma. Sin embargo, al igual que tantas mujeres alrededor del mundo que lo arriesgan todo por seguir a Cristo, esa persecución fue ocultada.
¿Nos ayudas a sacar a la luz situaciones como esta?
«Sentí una paz que llenaba mi espíritu, mi alma y mi vida».
SAHAR, CRISTIANA IRANÍ
podríamos proporcionar una Biblia a en su propio idioma a tres mujeres cristianas perseguidas
podríamos ayudar a una mujer o niña a recibir atención postraumática para que sea sanada y pueda darse cuenta de su identidad en Dios
podríamos capacitar a cuatro mujeres para que resistan la persecución con fe y valentía
Señor, gracias por cada una de estas mujeres que te siguen sin importar el precio. Oro para que puedan conocerte en intimidad y experimentar tu poder y tu paz. También te ruego que les des valentía y fuerza para soportar la opresión y que puedan desarrollar todo el potencial con el que tú las has creado. Amén.