Hay 9,77 millones de cristianos en Vietnam, país de mayoría budista con una población total de casi 99,49 millones.
En las zonas más remotas de Vietnam, la población sigue religiones étnico-animistas tradicionales y la persecución contra los cristianos que provengan de esta religión es feroz. Los creyentes pueden ver sus hogares destruidos y ser expulsados de la comunidad.
Las autoridades locales reprimen las reuniones cristianas, la evangelización y la enseñanza de la Biblia. Pueden interrumpir los servicios religiosos y detener, amenazar, multar y, en ocasiones, encarcelar a los líderes cristianos, a quienes ordenan
que no hablen más de Jesús.
Desconfían especialmente de los cristianos de grupos étnicos minoritarios, como los hmong. A pesar de ello, los maestros de la Biblia hmong recorren kilómetros en moto con valentía para formar a creyentes en escuelas bíblicas secretas.
Las iglesias católicas históricas gozan de más libertad que otras confesiones y grupos, pero pueden sufrir la injerencia del Estado. Como todos los vietnamitas, estos cristianos pueden ser encarcelados si se pronuncian sobre cuestiones políticas.
Vietnam ha descendido nueve puestos en la Lista Mundial de la Persecución de este año en comparación con el año pasado. El gobierno ha tratado de reforzar sus relaciones diplomáticas con el Vaticano, hecho que quedó patente con el nombramiento del primer representante papal residente, en diciembre de 2023. Sin embargo, la Iglesia católica sigue estando vigilada y sufre diversas formas de opresión.
Lo más alarmante es la creciente opresión que enfrentan las iglesias no registradas. Existe la preocupación de que el gobierno quiera controlar la Iglesia y presiona para que las iglesias más pequeñas se unan a denominaciones reconocidas que cooperan más con el gobierno.
Otras preocupaciones planteadas por iglesias y organizaciones religiosas son el aumento de los requisitos de información y registro, un control más estricto de las actividades vinculadas al extranjero, restricciones a las reuniones religiosas, una mayor supervisión gubernamental de la capacitación y la educación, y la posibilidad de una vigilancia más amplia.
«Aunque nos echen o nos peguen, no renunciaré a nuestra fe. No volveremos a nuestras antiguas creencias»
Nhia (nombre ficticio), cristiana vietnamita conversa
Las personas que se convierten al cristianismo procedentes del budismo o de religiones tradicionales sufren la mayor persecución por parte de sus propias comunidades y también de las autoridades locales, que ya desconfían de estos grupos minoritarios.
En Vietnam, las mujeres siguen siendo consideradas inferiores, a pesar del alto número de mujeres en el lugar de trabajo. Esto se refleja en la preocupante y persistente práctica de abortos selectivos por sexo, con una de las proporciones de sexo al nacer más desiguales del mundo.
Las mujeres cristianas, especialmente las conversas de origen tribal a menudo sufren presiones en el hogar para que renieguen de su fe. Pueden ser obligadas a casarse temprano y, una vez casadas, sufren opresión, violencia, amenazas de divorcio y agresiones sexuales. Las mujeres y niñas cristianas también son objeto de la trata de personas hacia China, al igual que mujeres de otras minorías étnicas y religiosas.
Los hombres cristianos pueden sufrir discriminación y acoso en el lugar de trabajo, e incluso perder su empleo. Este trato debilita económicamente a las familias y perjudica su posición en la sociedad. Si el hombre es un líder religioso, también puede perjudicar la vida de la iglesia, obligándola a cerrar. Los hombres cristianos también son objeto de detenciones y secuestros, lo que hace que muchos huyan de sus pueblos.
Los cristianos también sufren presiones en las fuerzas armadas, donde el servicio militar es obligatorio para todos los hombres. No se les permite excluirse debido a sus creencias religiosas personales, y pueden ser encarcelados si no cumplen con el servicio. Los militares cristianos no pueden leer la Biblia ni participar en otras actividades cristianas libremente.
Vahn, un analfabeto que se convirtió en pastor de una iglesia en Vietnam.
«Los vecinos y las autoridades locales vinieron y nos golpearon... Uno de los funcionarios me electrocutó. Pero, como Dios me ama, amaré a los demás. No odio a los que me persiguen; oro por ellos y los amo».
VAhn (nombre ficticio) (abril de 2023)
Puertas Abiertas trabaja con colaboradores locales para ayudar a los creyentes perseguidos en Vietnam, proporcionando ayuda de emergencia y asistencia práctica, apoyo en la defensa, recursos cristianos, capacitación en liderazgo y discipulado, y proyectos de desarrollo socioeconómico.
Padre Dios, gracias por el coraje y la determinación de los líderes cristianos de Vietnam, que lo dan todo para capacitar y animar a sus hermanos y hermanas en los lugares más recónditos. Satisface sus necesidades cada día y dales alegría cuando vean el fruto de su trabajo. Oramos para que impidas que las autoridades locales se percaten de las reuniones de la iglesia y para que hagas de los pueblos lugares de paz. En el nombre de Jesús, amén.