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Muy Alto
De los 86,26 millones de habitantes de Turquía, solo 257 000, una pequeña parte son cristianos; es decir, alrededor del 0,3%. Casi todo el país es musulmán.
En la actualidad, en Turquía existe un fuerte sentimiento nacionalista que considera que para ser un buen turco hay que ser musulmán. Esto ejerce una considerable presión social sobre los cristianos turcos.
Aunque el cristianismo tiene una larga historia en el país, sigue considerándose una influencia occidental negativa, incluso para los musulmanes que son moderados y para los turcos laicos orgullosos de su identidad nacional.
Abandonar el islam y convertirse al cristianismo no es ilegal, pero la mayoría de los conversos sufren fuertes presiones por parte de sus familias para cambiar de opinión: se les puede amenazar con el divorcio, la pérdida de herencia y el repudio familiar.
La discriminación de los cristianos por su fe es algo diario en Turquía. En el documento nacional de identificación turco se indica la religión de la persona, lo cual facilita la discriminación para los cristianos que solicitan empleo. Ni siquiera los cristianos griegos y armenios que acuden a las iglesias tradicionales son considerados miembros de pleno derecho de la sociedad turca. Y sus iglesias se enfrentan a obstáculos legales y trámites burocráticos cuyo único objetivo es obstruir la práctica de su fe. Y a los cristianos extranjeros con cónyuges e hijos turcos se les ha prohibido entrar, o volver a entrar, en el país.
El número de edificios religiosos atacados ha sido mayor que en años anteriores, y se han denunciado dos asesinatos. La actitud general de la sociedad hacia la Iglesia y la comunidad cristiana no ha cambiado significativamente, y la presión general sigue siendo muy alta. El odio social sigue siendo motivo de grave preocupación para todos los cristianos, sin importar su denominación eclesiástica.
Además, la comunidad protestante tiene prohibida la entrada al país, y varios cristianos expatriados se han visto obligados a abandonar el país de nuevo. Los solicitantes de asilo y los refugiados cristianos, en particular los conversos del islam al cristianismo procedentes de países como Irán, Afganistán y Siria, se han enfrentado a importantes casos de discriminación y abusos.
«Puedo ver que Dios está actuando en medio de este sufrimiento, dolor, confusión y duelo».
Fardin,
Los grupos cristianos históricos de la región suroriental de Turquía, como los de las iglesias armenia y asiria (siríaca), se enfrentan a una gran presión y hostilidad. Durante décadas han estado atrapados entre las rivalidades entre el ejército turco y los grupos de resistencia kurdos. La mayoría de ellos ya no viven en sus regiones ancestrales y se han trasladado a zonas occidentales de Turquía.
Las comunidades protestantes turcas se ubican mayoritariamente en las ciudades costeras occidentales, incluida Estambul. Estas ciudades suelen ser más liberales y laicas, frente a las zonas del interior, que son más conservadoras, islámicas y socialmente hostiles hacia los cristianos; aunque hay zonas urbanas de las grandes ciudades que también son conservadoras.
Se espera que las mujeres turcas aporten «honor» a su familia a través de sus decisiones profesionales, relacionales y matrimoniales. Convertirse en cristianas o casarse con un cristiano es considerado una «vergüenza» para la familia y pueden ser castigadas por ello. La violencia y los asesinatos de mujeres han aumentado masivamente con el actual gobierno.
En Turquía se espera que los hombres defiendan el islam y a los «turcos», conceptos estrechamente relacionados en la percepción pública. La presión para cumplir con esta expectativa es tal que puede impedirles entrar en una iglesia.
Los hombres que se convierten en cristianos pueden enfrentarse a amenazas, detenciones, encarcelamientos, pérdida del empleo, pérdida de herencia, o ser expulsados de sus familias.
La presión se extiende incluso al servicio militar obligatorio. Los cristianos pueden ser vistos con recelo por sus superiores, y sufrir acoso por parte de sus compañeros.
Hans-Jurgen Louven, misionero obligado a abandonar el país.
«La única razón por la que creo que nos quieren obligar a marchar es que somos gente de fe, y a veces hemos compartido nuestra fe con la gente local».
Hans-Jurgen Louven
Puertas Abiertas apoya a los creyentes perseguidos de Turquía a través de la oración, levantando voces por ellos y haciéndoles saber que no está solos". A través de colaboradores locales, Puertas Abiertas apoya a los refugiados creyentes de habla persa en Turquía con formación, recursos y apoyo práctico.
Padre, te pedimos una verdadera libertad religiosa en Turquía, en la que los cristianos sean vistos como verdaderos turcos, con igualdad respecto a otros ciudadanos en la sociedad. Oramos para que no se impongan leyes religiosas a los ciudadanos turcos. Por favor, protege a los que llegan a conocerte en un contexto musulmán: da a sus familias corazones abiertos para escuchar sus testimonios. Consuela y fortalece a quienes se enfrentan al miedo y al rechazo por su fe. Amén.
