Tres cuartas partes de la población de la República Centroafricana son cristianas. Eso es más de 4,4 millones de creyentes en un país de 5,9 millones; pero aún así los cristianos son vulnerables a la persecución.
La vida en este país es peligrosa desde hace más de diez años. En 2013 comenzó una guerra civil que asoló gran parte del país y que se caracterizó por la violencia étnica y religiosa. Los cristianos se ven a menudo atrapados en medio de la situación: si denuncian las atrocidades cometidas por cualquiera de las facciones enfrentadas, pueden ser blanco de ataques, las iglesias son quemadas y comunidades enteras son desplazadas. Algunos de los grupos armados también atacan a los cristianos, por lo que los seguidores de Cristo se ven atrapados en el conflicto simplemente por su fe.
Además, los conversos del islam pueden sufrir la persecución de sus familiares y de la comunidad que los rodea. A los nuevos creyentes se les puede condenar al ostracismo y se ha recurrido a la violencia para presionar a los cristianos y que nieguen su fe.
La República Centroafricana lleva siendo un lugar violento la última década y este año el país ha subido un puesto en la clasificación. El conflicto entre diversos grupos armados continúa y han surgido más partes beligerantes. Esto ha provocado una mayor inestabilidad y violencia. Los cristianos siguen atrapados en medio de todo (y a veces son blanco de ataques), lo que convierte a la RCA en un lugar muy peligroso y violento para los seguidores de Jesús.
«Nos atacaron porque alabamos a Dios. Vinieron a robar el dinero de las ofrendas y el que yo guardaba como pastor. Destruyeron la iglesia para impedir que se alabase el nombre del Señor en este lugar»
—Pastor Samuel
Las violaciones de los derechos de los cristianos son más graves en el norte y el este del país, donde operan grupos militantes islamistas armados y donde los extremistas tienen mayor presencia. Además, los conversos al islam sufren la presión de sus familias y de la comunidad.
Los muchos años de violencia e inestabilidad en la República Centroafricana han expuesto a las mujeres y niñas cristianas a diversas formas de persecución religiosa. Entre ellas figuran la violación, el secuestro, la trata y el matrimonio forzoso. Los abusos sexuales suponen una fuente de vergüenza para las mujeres y las niñas, que pueden tener dificultades para superar el trauma, sobre todo si se quedan embarazadas. Muchas callan sus experiencias por miedo a que sus maridos las descubran y las abandonen. Las esposas de los pastores, en particular, guardan silencio para mantener la credibilidad y la dignidad de su iglesia. Las falsas acusaciones contra las esposas de los líderes religiosos cristianos se utilizan para atacar a las iglesias y a sus dirigentes.
En la República Centroafricana, las mujeres suelen depender más de sus familias que los hombres, por lo que la persecución por motivos familiares les puede afectar más a ellas. Dado que la RCA es uno de los países más pobres de África, la necesidad económica puede empujar a las mujeres cristianas con muchos hijos a convertirse al islam para sobrevivir. Las conversas al cristianismo se enfrentan a más presiones por parte de sus familiares. Pueden ser sometidas a arresto domiciliario para impedir que se reúnan con otros cristianos o casadas a la fuerza con hombres musulmanes mucho mayores que ellas. A veces, a las madres cristianas solo se les permite asistir a reuniones cristianas a condición de que envíen a sus hijos a la mezquita. Algunas madres han sido separadas de sus hijos por motivos de fe.
Cuando las familias cristianas son objetivo de las milicias radicales, los hombres son asesinados por su fe o detenidos. A otros se les secuestra y obliga a unirse a las fuerzas rebeldes o a trabajar en la explotación de minas de oro y diamantes.
Se ataca especialmente a los pastores para impedir que evangelicen. Incluso han sido atacados en medio de predicaciones. Hay informes de pastores golpeados, secuestrados y asesinados por grupos rebeldes musulmanes. Estos grupos han destruido iglesias y fomentado un ambiente de miedo y desconfianza.
Los hombres cristianos también sufren discriminación en el trabajo, incluidos los que prestan el servicio militar nacional.
Paulin es una madre de la República Centroafricana que perdió a dos hijos por la explosión de una bomba.
«Pido a la Iglesia que ore por mí para que encuentre la paz en mi corazón. Y que se fortalezca mi fe»
Pauline
Puertas Abiertas trabaja con colaboradores locales para ayudar a los creyentes de la República Centroafricana mediante capacitación para sobrevivir a la persecución, proyectos de capacitación económica y atención postraumática.
Padre, elevamos a ti a los cristianos de la RCA que lo arriesgan todo por seguirte. Te pedimos que cures los corazones quebrantados y vendes las heridas. Donde hay trauma, te pedimos que hagas notar tu presencia mientras caminas junto a tus hijos. Todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.