Está desconectado. Se trata de una versión de solo lectura de la página.
Muy Alto
La mayoría de los nicaragüenses se consideran cristianos: el 95% de la población de 7,14 millones. Pero los cristianos no están a salvo en Nicaragua, la persecución prevalece.
La hostilidad hacia los cristianos en Nicaragua no deja de intensificarse: quienes se manifiestan en contra del presidente Ortega y su gobierno son considerados agentes desestabilizadores. Los cambios legislativos de los últimos años han significado que los líderes de la Iglesia son etiquetados como terroristas y golpistas. La situación ha empeorado significativamente desde 2018, cuando estallaron protestas generalizadas contra el régimen dictatorial del país. Años después, continúan las represalias contra quienes se ha considerado que se han opuesto al régimen, incluso contra quienes se limitaron a proporcionar refugio y asistencia médica durante las protestas.
Los cristianos han sido algunos de los que han alzado la voz, pero han pagado un precio alarmante por ello. Se ha acosado y detenido a líderes cristianos, se han confiscado propiedades cristianas, se han cerrado escuelas, canales de televisión y organizaciones benéficas cristianas, y se ha vigilado e intimidado a las iglesias. Ante estas presiones, muchos cristianos, especialmente líderes de iglesias, se han visto obligados a huir del país. Muchos más han sido expulsados y exiliados. Quienes se han quedado han sido sometidos a restricciones de inmigración y tienen cada vez más dificultades para circular libremente por el país.
Los cristianos siguen teniendo influencia en Nicaragua y esta es una de las razones por las que el Gobierno los persigue, con el objetivo no solo de silenciar a la Iglesia, sino también de socavar su credibilidad e impedir que su mensaje se difunda.
En el último año, la represión política y el malestar social se han intensificado. La situación económica también está empeorando. Según la ONU, la situación de los derechos humanos en Nicaragua se ha deteriorado gravemente y el presidente Ortega ha sido condenado internacionalmente. La represión gubernamental ha afectado a la vida y la libertad de los cristianos del país y ha impedido a las iglesias ejercer su ministerio. Cientos de organizaciones cristianas han perdido su personalidad jurídica debido a decisiones arbitrarias del Gobierno, lo que dificulta mucho más la labor de apoyo a los más necesitados de la iglesia en Nicaragua.
«La Iglesia es testigo de injusticias, pero sentimos que no podemos hablar abiertamente»
Diego (nombre ficticio)
Dado el control totalitario del Gobierno sobre Nicaragua, la persecución está presente en todo el país y a todos los niveles. Quienes se oponen a las medidas dictatoriales del Gobierno son susceptibles de sufrir hostilidad, acoso, censura, amenazas, detenciones y violencia física.
Las activistas de derechos humanos, las disidentes del régimen y las familiares de opositores políticos son las que corren mayor riesgo: algunas de ellas se sienten motivadas a denunciar por su fe cristiana. Muchas víctimas no han denunciado los delitos cometidos contra ellas porque no confían en el sistema judicial. Los perpetradores gozan de impunidad y, a menudo, se les concede el indulto después de ser encarcelados por sus crímenes. Hay informes de mujeres cuya fe y servicio a las iglesias las han convertido en blanco de abusos domésticos.
La mayoría de los líderes religiosos cristianos de Nicaragua son hombres y sobre ellos recae la mayor parte de la oposición del Gobierno. Los hombres más jóvenes también son un objetivo, ya que son más propensos a participar en manifestaciones contra las autoridades. Al parecer, se ha obligado a los estudiantes a participar en actos políticos para mostrar su apoyo al régimen del presidente Ortega, aunque sus padres no estén de acuerdo. Muchos sacerdotes y líderes católicos han sido expulsados del país o han huido ante el riesgo de ser encarcelados.
María, creyente en Nicaragua.
«Este año han vuelto a denegar la personalidad jurídica a mi iglesia, pero, aprobada o no, seguimos predicando la Palabra de Dios»
María (nombre ficticio)
Puertas Abiertas fortalece a la iglesia perseguida en Nicaragua proporcionando literatura cristiana, capacitación para el discipulado, ayuda de emergencia, asesoramiento jurídico y formación para pastores que no han completado sus estudios.
Padre Dios, te damos gracias por la valentía y la convicción de los cristianos de Nicaragua que siguen denunciando las injusticias del gobierno del presidente Ortega. Anima y fortalece a los cristianos para que sean una voz profética unida y quienes los escuchen encuentren a Cristo. Oramos por los cristianos que han sido atacados o se han desanimado por la violencia que les rodea. Derrama tu sanación sobre ellos y sus familias. Ayuda a la Iglesia a mantenerse firme como una luz en la oscuridad. Gracias porque ninguna puerta está cerrada al Evangelio. Amén.
