Los cristianos son una pequeña minoría en Mauritania. En una población de alrededor de 5 millones, solo 11 000 son cristianos. La mayoría son musulmanes.
Mauritania está firmemente asentada en el islam y las actividades cristianas están severamente restringidas, lo que dificulta a los cristianos expresar su fe públicamente.
Los cristianos tienen dificultades para expresar su fe. Para los que se convierten del islam, esto es casi impensable.
El cristianismo se considera una influencia negativa de Occidente, y los cristianos conversos tienen que lidiar con la hostilidad de las autoridades y de sus propias familias. La apostasía o abandono público de la religión impuesta se puede castigar legalmente con la muerte; no se conocen ejemplos de ello en los últimos años, pero la amenaza sigue presente. Los conversos corren el riesgo de ser expulsados del hogar familiar y perder sus medios básicos de subsistencia; incluso pueden verse obligados a abandonar el país. La presencia de grupos islamistas también constituye una amenaza para quienes abandonan el islam. Los bautismos de cristianos sólo pueden realizarse en secreto, pero muchos conversos no se atreven a hacerlo, temiendo las terribles consecuencias de ser descubiertos.
Aunque a los cristianos extranjeros occidentales se les deja en gran medida tranquilos, hablar públicamente de Jesús está estrictamente prohibido y puede dar lugar a procesos judiciales. Las actividades cristianas se limitan a los lugares de culto designados para tal fin. La mayoría de los cristianos de Mauritania proceden de África Subsahariana y pueden sufrir discriminación en la búsqueda y desarrollo de su empleo, tanto por motivos raciales como confesionales. Se enfrentan a dificultades económicas adicionales debido a la política de «arabización» del gobierno, que deja menos espacio a los trabajadores extranjeros, especialmente a los cristianos.
Aunque el auge de Internet y de las redes sociales ayuda a los conversos a ponerse en contacto con otros cristianos, su día a día de iglesia sigue plagado de dificultades debido al lento desarrollo tecnológico en muchas regiones, así como a la falta de privacidad dentro de las familias.
Los bautismos solo pueden llevarse a cabo en secreto. Muchos conversos del islam se muestran reacios a bautizarse por temor a ser descubiertos y acusados de apostasía. En diciembre de 2023, 15 líderes cristianos mauritanos, así como sus familiares, fueron detenidos tras difundirse en las redes sociales un vídeo de un bautismo (Morning Star News, 22 de diciembre de 2023). Fueron puestos en libertad ese mismo mes, pero el incidente y las respuestas amenazadoras que los musulmanes radicales, la sociedad y el gobierno dieron al acto, conmocionaron a la pequeña comunidad cristiana del país.
«He sufrido mucho a causa de nuestra cultura islámica y sus creencias erróneas acerca del valor de la mujer y mi imagen a los ojos de Dios. Sufrimos discriminación en todas partes. Las mujeres de las zonas rurales ni siquiera tienen derecho a encontrar pareja; a menudo, sus padres les obligan a casarse muy temprano. Por eso yo siempre estaba preocupada y asustada»
Naasima (nombre ficticio)
Los lazos tribales y familiares son especialmente estrictos en las zonas rurales, pero incluso en la ciudad más grande, la capital Nuakchot, la presión sobre los conversos del islam al cristianismo puede ser alta. Los militantes islamistas son especialmente activos en las regiones fronterizas del este, lo que supone una amenaza para los cristianos.
En la sociedad tribal de Mauritania, la cultura dificulta la vida de las mujeres musulmanas que abandonan el islam. Están sometidas a la autoridad de sus padres y maridos. Una chica no puede abandonar a su familia hasta que se case; de lo contrario, puede ser tachada de prostituta. Esta sociedad conservadora considera a las mujeres conversas como rebeldes que avergüenzan a su familia. Esto puede llevar al arresto domiciliario, la intimidación, el matrimonio forzoso con un hombre musulmán o el divorcio, que puede conducir a la pobreza y la indigencia. Además, las mujeres musulmanas (incluidas las cristianas que han abrazado el islam) no pueden casarse legalmente con hombres cristianos.
Se considera que los hombres cristianos de origen musulmán han avergonzado a sus familias. Las consecuencias pueden ser graves: ostracismo, expulsión, malos tratos y acusaciones de apostasía. Por su propia seguridad y bienestar, es probable que tengan que huir del país.
Mientras tanto, los hombres cristianos implicados en el liderazgo de iglesias o la evangelización pueden ser encarcelados y sancionados con fuertes multas, y pueden ser objeto de seguimiento y vigilancia.
Los migrantes de etnia africana no suelen encontrar trabajo o se ven obligados a pagar elevadas tasas por permanecer en el país. Entre ellos, los hombres cristianos pueden sufrir fuertes presiones para abandonar Mauritania, como parte del fuerte movimiento de «arabización» del país.
Puertas Abiertas trabaja con colaboradores locales e iglesias del norte de África para proporcionar formación en liderazgo y discipulado, apoyo a los medios de subsistencia, asistencia jurídica, asesoramiento en casos de trauma, Biblias y atención postraumática.
Señor Dios, te damos gracias por los pocos cristianos en Mauritania que han decidido arriesgarlo todo por seguirte. Acércate hoy a ellos y llénalos de tu Espíritu Santo; recuérdales que son muy valiosos para ti. Ayuda a los cristianos que se han convertido del islam a encontrar formas de compartir tu amor con sus familias y comunidades, para que la luz de la Iglesia atraiga a muchos más mauritanos hacia ti. Amén.