Los cristianos son una minoría en la mayoría budista de Laos. En una población de poco menos de 7,7 millones, solo hay alrededor de 224 000 creyentes.
En Laos, las autoridades comunistas vigilan estrechamente todas las actividades religiosas, incluso las de las iglesias registradas legalmente. Todas las reuniones deben comunicarse a la administración, por lo que las iglesias en casa se ven obligadas a actuar en secreto, ya que se consideran «reuniones ilegales». Alrededor del 75 % de las congregaciones de la Iglesia Evangélica Laosiana (LEC), aprobadas por el gobierno, carecen de estructuras permanentes y celebran sus cultos en casas particulares.
Los conversos al cristianismo se enfrentan a graves violaciones de sus derechos. Se les considera extraños a la comunidad budista-animista y sufren la presión y la violencia de sus familias y de las autoridades locales. En las zonas rurales, las familias suelen estar formadas por tres generaciones que comparten el mismo techo, lo que intensifica la presión. Las autoridades locales y los líderes religiosos pueden incitar a la comunidad contra los conversos, provocando su expulsión de sus pueblos.
Aunque Laos ha bajado un puesto en la Lista Mundial de la Persecución, la preocupante violencia sigue afectando a los creyentes. La presión sobre los cristianos por parte de las autoridades estatales locales y la intensa presión sobre los conversos por parte de familiares, amigos, vecinos y autoridades locales no ha disminuido. En las zonas donde la iglesia está creciendo, especialmente en las regiones rurales, es casi seguro que se produzcan presiones y violencia, principalmente por parte de las familias, las comunidades y las autoridades locales.
«No nos contó todo lo que estaba ocurriendo. Se guardó para sí la mayor parte de las cargas porque quería protegernos. Se sacrificó para protegernos a nosotros»
—Sengdela, esposa de un pastor laosiano asesinado
En todo el país, los conversos del cristianismo (especialmente en lugares donde hay muy pocos cristianos) son los que más sufren porque se les considera traidores que han traicionado a sus familias y comunidades. En algunas zonas de Laos, los líderes cristianos suelen ser objeto de fuertes ataques. Además, parece que la mayor presión, incluida la oposición violenta, se produce contra las iglesias que están creciendo y evangelizando.
Algunas provincias del país son especialmente duras para los cristianos, sobre todo en el norte, donde se concentra la minoría hmong. Las provincias del centro y del sur también suponen un riesgo importante. En estas zonas, las autoridades y las comunidades locales están decididas a silenciar el testimonio cristiano.
En Laos, tanto los cristianos como las cristianas sufren ostracismo social, pero las mujeres se enfrentan a retos únicos. Las conversas suelen sufrir burlas y aislamiento en el trabajo y son menospreciadas por su comunidad. En casa, pueden ser golpeadas, repudiadas o presionadas para que renuncien a su fe. Las niñas sufren discriminación y acoso en la escuela, aunque tienen menos probabilidades de ser golpeadas físicamente que los niños.
El matrimonio infantil también supone un riesgo, ya que las niñas suelen casarse con hombres mayores. Si se convierten al cristianismo, corren el riesgo de ser perseguidas por su cónyuge y el resto de su familia. Algunas mujeres cristianas casadas son obligadas a divorciarse y pierden la custodia de sus hijos cuando se convierten al cristianismo.
Cuando sus maridos son detenidos o encarcelados por su fe, las mujeres cristianas empiezan a sufrir graves consecuencias económicas. Para liberar a sus maridos, las familias a menudo deben pagar elevadas sumas de dinero, lo que supone un impacto económico totalmente desestabilizador. Además, la mujer está obligada a mantener a su familia como madre soltera si la expulsan de su comunidad mientras su marido está detenido. También han sido detenidas varias mujeres cristianas que ejercen liderazgo.
Asimismo, preocupa la trata de seres humanos. Niñas de minorías étnicas, entre ellas cristianas del grupo étnico hmong, son llevadas a China, donde se las obliga a trabajar en la industria del sexo o a casarse a la fuerza.
En Laos, la dirección de las iglesias está mayoritariamente en manos de hombres, lo que convierte a estos en objetivos frecuentes. Se enfrentan a ataques en las iglesias y corren el riesgo de ser encarcelados por las autoridades. Tras la muerte de un pastor en Khammouane en 2022, los líderes de iglesia viajan ahora en parejas por motivos de seguridad.
Los pastores pueden ser encarcelados, pero pueden quedar en libertad tras pagar cuantiosas multas. Estas multas y la ausencia de líderes de iglesia debilitan a las congregaciones y siembran el miedo. Las familias también sufren, ya que los hombres cristianos suelen ser los principales sustentos. Cuando se detiene a un pastor o al principal sustento de la familia, toda la familia se ve afectada. Los niños pueden ser objeto de burlas en la escuela, aunque los niños cristianos tienen más probabilidades que las niñas de sufrir palizas físicas y acoso.
Los varones cristianos también sufren persecución y discriminación laboral, lo que añade presión económica. Pueden ser excluidos de empleos gubernamentales y militares o incluso perderlos por completo. En el adiestramiento militar se enseña a los hombres a jurar lealtad al Partido Comunista y a considerar el cristianismo como una amenaza occidental.
Huang (nombre ficticio), de 23 años, cuya casa fue atacada y a la que expulsaron junto con su familia de su pueblo en el norte de Laos.
«Por favor, ora por nosotros para que algún día podamos volver a casa. La vida es muy dura para nosotros; si Dios quiere que vivamos aquí, nuestras condiciones deberían mejorar»
HuanG
Puertas Abiertas presta ayuda a través de colaboradores locales en Laos que ofrecen Biblias y material cristiano, formación en liderazgo, imparte programas de discipulado y fomentan el desarrollo socioeconómico. También prestan ayuda práctica y defienden a los necesitados.
Heavenly Father, we lift up our brothers and sisters in tribal areas who have lost their homes and been expelled from their villages for their faith. Please guide them to safe places where they can live and worship You freely. We also pray for the families of pastors and church leaders who have been killed; may Your healing touch mend their broken hearts. Lord, protect all Christians who are monitored by the authorities, and grant them courage and peace as they gather in Your name, Amen.