Hay alrededor de 187000 cristianos en Irak, un pequeño porcentaje de los 46,5 millones de personas que viven en Irak.
Los cristianos iraquíes se enfrentan a una creciente presión por parte de diversos grupos, especialmente desde el ascenso de las milicias chiíes respaldadas por Irán tras las pérdidas territoriales del grupo Estado Islámico. Aunque el Estado Islámico sigue siendo una amenaza, los ataques de Turquía e Irán (ataques aéreos y operaciones terrestres) han devastado pueblos predominantemente cristianos, obligando a muchos a huir y dejando las comunidades vacías.
Las diferentes denominaciones cristianas, como las iglesias asirias y caldeas, se ven gravemente afectadas por la discriminación y la violencia de grupos militantes y autoridades gubernamentales. En el centro y el sur de Irak, muchos cristianos evitan mostrar símbolos religiosos públicamente por miedo a ser acosados.
La presión sobre los convertidos del islam es intensa y a menudo les obliga a ocultar su fe. En 2023, dos conversos sufrieron duras represalias por compartir sus creencias en Internet. Recientemente, el gobierno regional kurdo ha recortado los escaños parlamentarios por las minorías religiosas tras una decisión del gobierno iraquí, disminuyendo así su representación.
La presión sobre los cristianos se ha mantenido en un nivel extremo y la puntuación de la violencia ha seguido siendo muy alta. La corrupción generalizada y la falta de protección efectiva siguen socavando sus derechos y su estabilidad. Parece haber menos tolerancia hacia los cristianos incluso en zonas donde antes eran bien recibidos, como en la región del Kurdistán. Sin reformas significativas y sin garantías de los derechos de los cristianos, muchos temen que el éxodo de cristianos de Irak no disminuirá.
«El gobierno no se toma en serio la justicia para los cristianos. Siguen diciendo bonitas palabras sin pasar a la acción. ¿Qué ha pasado con el caso del asesinato de Samer Salah Al-Din, un joven cristiano del barrio de Al-Amin, ¿en Bagdad? ¿Cuál es el resultado de la investigación de la tragedia ocurrida en la boda de Qaraqosh (septiembre de 2023), que nadie cree que fuera un incidente casual? Más de un millón de cristianos han emigrado; la mayoría con formación científica, económica y cualificada, pero ¿a quién le importa?»
—Cardenal Louis Sako
La mayoría de los cristianos iraquíes residen en las provincias septentrionales, como Nínive, Erbil, Sulaymaniyah, Dohuk y el norte de Kirkuk. Aún quedan algunos en Bagdad y Basora. La situación es especialmente difícil para los cristianos del sur y el centro, de donde se han huido la mayoría, salvo pequeños grupos de conversos del islam y unos pocos cristianos de origen no converso.
Las violaciones contra los conversos, provenientes especialmente de la opresión islámica y tribal, son más frecuentes en las zonas árabes que en las kurdas. Si bien las regiones kurdas eran antes más tolerantes con los no musulmanes, esta tolerancia está disminuyendo debido a la creciente influencia del islam conservador, lo que provoca una mayor presión sobre los conversos.
En Irak, las mujeres provenientes de las minorías religiosas, especialmente aquellas que sobrevivieron a la invasión y a las atrocidades cometidas por parte del grupo Estado Islámico, acusan profundos traumas psicológicos. La violencia de género continúa muy extendida y, a menudo, el estigma social silencia a las víctimas. De acuerdo con la legislación iraquí, las víctimas de violación pueden ser obligadas a casarse con su agresor, lo que provoca que muchas de ellas eviten denunciar las agresiones. Si el violador es musulmán, cualquier hijo fruto de dicha agresión se registra como musulmán, independientemente de la fe de la madre.
Las mujeres cristianas suelen ser percibidas como «inmorales» por lo que son víctimas de acoso sexual y amenazas, especialmente en el trabajo y en el transporte público. En algunas zonas, pueden verse obligadas a llevar velo por motivos de seguridad. Las mujeres que han abandonado el islam pueden enfrentarse a graves violaciones, arresto domiciliario, palizas e incluso a la muerte, a menudo a manos de sus propias familias. No les está permitido el matrimonio legal con cristianos, ya que siguen siendo consideradas musulmanas por el Estado.
Las niñas cristianas, incluso las no conversas, corren el riesgo de ser obligadas a casarse con hombres musulmanes. En general, las mujeres cristianas, sobre todo las conversas, se enfrentan a importantes limitaciones sociales y a un trato desigual en todos los ámbitos de la sociedad iraquí.
Los hombres cristianos de Irak sufren discriminación laboral, sobre todo en el sector público. En el centro y el sur del país se les presiona para que abandonen sus empleos, sobre todo si trabajan para organizaciones extranjeras u ocupan puestos de responsabilidad. En el norte, los hombres cristianos tienen dificultades para encontrar trabajo y a menudo son víctimas de la explotación. Los empresarios cristianos también sufren discriminación, que puede llegar a la clausura de sus negocios, el boicot y la expulsión, lo que lleva a muchos a emigrar. Al ser el principal sustento de la familia, la pérdida de su empleo afecta gravemente a todos sus miembros.
Los varones que se convierten del islam son especialmente vulnerables, pues se arriesgan a ser expulsados, amenazados o incluso asesinados, para mantener el honor familiar. Los hombres cristianos también corren el riesgo de ser objetivo de los grupos militantes islámicos violentos. Estas presiones pueden provocar que terminen abandonando el país. Estas pérdidas afectan a sus familias y a las iglesias locales, que luchan contra la falta de liderazgo.
Los sacerdotes y líderes cristianos se enfrentan a restricciones de desplazamiento, acoso en los puestos de control, amenazas de encarcelamiento, secuestro y muerte, sobre todo en las Llanuras de Nínive. Hablar en contra de los líderes políticos o las milicias puede señalarlos como objetivos. Los secuestros no solo causan angustia personal, sino que también suponen una carga financiera para sus familias, a consecuencia de las demandas de rescate por parte de los secuestradores. Los ataques contra líderes religiosos son cada vez más sutiles, pero siguen siendo una amenaza importante en un país asolado por el conflicto.
Louis Sako, cardenal y líder de la Iglesia Caldea.
«Los ataques a los cristianos aún continúan: contra sus oficios, sus empleos, la confiscación de sus propiedades, [...] y en un intento de borrar deliberadamente su patrimonio, su historia y su legado religioso»
Cardenal Louis Sako
Los colaboradores locales de Puertas Abiertas fortalecen a la Iglesia en Irak con actividades de capacitación, atención postraumática, entrega de Biblias y libros cristianos, proyectos de subsistencia y microcréditos, ayuda para reconstruir hogares e iglesias y socorro en situaciones de crisis.
Padre celestial, oramos por los cristianos que regresan al norte de Irak y te pedimos que les des fortaleza y guía mientras reconstruyen sus vidas y comunidades. Bendecimos los programas de atención postraumática apoyados por Puertas Abiertas, que proporcionan sanación a las personas afectadas por las atrocidades cometidas por el grupo Estado Islámico. También elevamos una oración por los conversos del islam, pidiéndote protección y paz mientras se enfrentan a una presión importante en todo Irak. En tu nombre oramos. Amén.