El 60% de los etíopes son cristianos, es decir, más de 77 millones de personas. Lamentablemente, muchos cristianos etíopes son perseguidos por sus compañeros cristianos si pertenecen a una denominación diferente.
En Etiopía, las comunidades cristianas se enfrentan a graves problemas de libertad religiosa. Las autoridades locales y la Iglesia Ortodoxa Etíope (EOC, por sus siglas en inglés, Ethiopian Orthodox Church) tratan con mayor dureza a los cristianos no tradicionales. Los conversos del islam, sobre todo en el este y el sureste, y los de origen ortodoxo sufren una intensa presión familiar y comunitaria. En otras regiones, los cristianos son atacados por turbas islamistas y a menudo se les niegan los recursos comunitarios, lo que provoca su aislamiento social.
La violencia política durante los últimos tres años, junto con los recientes conflictos en las regiones de Tigray, Amhara y Oromia, ha empeorado la situación de los cristianos. Muchas iglesias han sido atacadas y destruidas, e incluso quienes buscan refugio en ellas no están a salvo de la violencia.
Aunque la clasificación de Etiopía descendió una posición este año, la situación empeoró en varios aspectos. Se intensificaron los ataques contra iglesias por parte de grupos armados, lo que afectó a la seguridad de iglesias y creyentes. El año pasado, los cristianos conversos sufrieron un repunte de la violencia selectiva, sobre todo en las regiones de Amhara y Oromia, asoladas por el conflicto.
«Cuando nos fuimos de casa, fue muy difícil. Ni siquiera pudimos encontrar la forma de salir; nos escondimos en casa de un vecino que vivía tres casas más abajo. No puedo explicar el dolor y la preocupación que sentí en medio del caos. Nuestras posesiones quedaron destruidas, lo perdimos todo...»
Desta
En Etiopía, el riesgo de persecución para los cristianos varía según la región y las fuerzas dominantes. En zonas como las regiones de Amhara, Tigray y partes de Oromia, la persecución por parte de la EOC y las autoridades es muy intensa. Los cristianos se enfrentan a importantes amenazas en estas zonas por querer formar parte de iglesias no tradicionales, al margen de la EOC. Estas regiones son focos de violaciones especialmente graves. En algunas partes de las regiones oriental y occidental del país, la opresión islamista es más frecuente. La distribución geográfica de estas violaciones pone de manifiesto la naturaleza compleja y variada de la persecución en todo el país.
En Etiopía, las mujeres y niñas cristianas se enfrentan a una dura mezcla de persecución religiosa y violencia de género. El conflicto, la inseguridad alimentaria y la pandemia de la COVID-19 han empeorado aún más la situación. En las zonas afectadas por la crisis, su acceso a los servicios sanitarios esenciales se ha visto reducido, por lo que son más vulnerables.
A pesar de la rica herencia cristiana de Etiopía, muchas mujeres sufren graves violaciones de sus derechos. El rapto de novias, que a menudo conlleva matrimonios forzados con personas no cristianas, sigue siendo una práctica habitual. Esto es especialmente cierto en las zonas rurales, donde el matrimonio precoz afecta al 40 % de las niñas menores de 18 años. Muchas adolescentes cristianas, especialmente las conversas, pueden ser secuestradas y obligadas a casarse con hombres musulmanes, a veces sin el consentimiento de sus padres.
La violencia sexual también es una gran amenaza. La violación se utiliza como herramienta de control social, lo que tiene un impacto muy negativo en la vida de las víctimas y las aísla de sus comunidades. Las mujeres conversas son especialmente vulnerables y se enfrentan a un trato que incluye matrimonios forzosos y aislamiento familiar.
Estas formas de persecución tienen profundos efectos, erosionando la confianza y el bienestar de las mujeres. Incluso cuando las leyes las protegen, los sistemas tradicionales suelen provocar discriminación en los derechos de sucesión de las conversas, lo que las deja vulnerables y marginadas.
Los hombres y niños cristianos de Etiopía son víctimas de graves persecuciones, que a menudo incluyen violencia física y psicológica. Como principales sustentos de la familia y líderes comunitarios, a menudo son objetivo para desestabilizar a las familias y comunidades cristianas. Esta persecución provoca la fragmentación de las familias y una sensación generalizada de inseguridad.
Los hombres tienen más probabilidades de sufrir agresiones físicas y de ser desplazados, y los disturbios civiles agravan estos problemas. También corren el riesgo de ser reclutados por las fuerzas armadas, sufrir robos e incluso morir en redadas. Los líderes cristianos religiosos están especialmente en el punto de mira, lo que debilita a sus familias y a la comunidad cristiana en general.
Las acciones del Gobierno también contribuyen a la persecución, especialmente en las zonas de predominio musulmán, donde los hombres se enfrentan a penas de prisión y sufren injerencias en los asuntos de la Iglesia. A menudo se detiene a pastores y líderes cristianos, y se cierran iglesias, lo que crea temor y confusión entre los cristianos.
Los extremistas persiguen a los nuevos creyentes y a los misioneros, obligando a muchos a huir de sus hogares. También hay informes de hombres cristianos que han sido engañados para casarse y controlar su libertad religiosa, lo que añade otra capa de persecución.
Desta (nombre ficticio) es un cristiano etíope.
«Gracias a que vine [al seminario de atención postraumática de Puertas Abiertas], han cambiado en mí innumerables cosas. Jesús también fue odiado y expulsado. Así que lo que he aprendido es a hacerme amigo de estas personas. Tenemos que saber que no nos querrán, pero tenemos que vivir para ellos»
desta
Puertas Abiertas trabaja a través de la iglesia local para fortalecer a los cristianos de Etiopía mediante proyectos de liderazgo, capacitación para sobrevivir a la persecución y capacitación económica.
Padre celestial, elevamos a los creyentes etíopes a Ti. Te pedimos protección, fortaleza y unidad entre todos los cristianos etíopes. Que Tu amor y Tu gracia los sostengan a través de cada prueba y que permanezcan firmes en su fe. Amén.