Los cristianos son una pequeña minoría en la Argelia de mayoría musulmana. Hay alrededor de 144 000 en una población de 46 millones.
La creciente presión gubernamental contra la Iglesia Protestante argelina ha continuado en 2024. En 2023, se ordenó el cierre de casi todas las iglesias protestantes del país. En 2024, todas las iglesias restantes fueron clausuradas o forzadas a interrumpir sus servicios habituales, lo que ha llevado a los protestantes al aislamiento. El país tiene leyes que regulan el culto no musulmán, incluidas restricciones legales que prohíben todo lo que pueda «sacudir la fe de un musulmán» o utilizarse como «medio de seducción con la intención de convertir a un musulmán a otra religión».
Otros factores importantes de las violaciones de la libertad religiosa en Argelia son los miembros de la familia y la comunidad, así como los profesores radicales islámicos y los funcionarios del Estado que adoptan las opiniones de estos últimos. Los cristianos argelinos, en su mayoría conversos del islam, corren el riesgo de sufrir la oposición de sus familiares y su entorno. La presión y los peligros a los que se enfrentan los cristianos son especialmente elevados en las zonas rurales y religiosamente conservadoras del país.
Aunque la clasificación de Argelia ha descendido con respecto al año pasado, esto no significa que las condiciones sean especialmente mejores para el pueblo de Dios. De hecho, son tantas las iglesias protestantes que se han visto obligadas a cerrar que, sencillamente, ya no quedan muchas. Este año también se han iniciado nuevas causas judiciales contra algunos líderes de la Iglesia y se han ejercido continuas presiones sobre los seguidores de Jesús.
«A menudo, los hijos de padres convertidos no se sienten seguros; no tienen amigos. Suelen estar confundidos; oyen que Dios es amor, pero ven que les falta comida y que sus padres pierden el trabajo».
Aizah mujer del norte de África (nombre cambiado)
El sur de Argelia es la región más conflictiva para los cristianos del país, donde una expresión más conservadora del islam cuenta con un importante apoyo. Sin embargo, incluso en las regiones del norte de Argelia, donde vive la mayoría de los cristianos, la situación sigue siendo difícil.
En Argelia, las mujeres cristianas pueden sufrir intensas presiones en varios ámbitos públicos, incluidos sus lugares de trabajo y en los centros educativos. Esto incluye el acoso (en especial a aquellas mujeres que no llevan velo), la posibilidad de sufrir agresiones físicas y amenazas de muerte.
En el ámbito privado, las mujeres conversas también se enfrentan a graves transgresiones de su libertad religiosa por parte de sus familiares.
La conversión está prohibida y es peligrosa. Los líderes de la Iglesia informan de que los cristianos conversos (especialmente las mujeres) son a menudo víctimas de violencia, acoso y amenazas. Pueden llegar a ser sometidas a arresto domiciliario a causa de su fe por parte de sus familias musulmanas.
Además de impedir que las mujeres puedan formar parte de una comunidad significativa, las familias también impiden que los conversos puedan acceder a la radio o la televisión cristianas.
A causa de estas presiones y violencia, muchas de ellas optan por ocultar su fe y vivir como cristianas clandestinas.
La oleada de clausuras de las iglesias por parte de las autoridades ha privado a muchos creyentes argelinos de la comunión que supone asistir a la iglesia y a las clases de discipulado, así como de la oportunidad de bautizarse. Esto afecta especialmente a las mujeres. No tienen libertad para desplazarse a iglesias remotas para acceder a la enseñanza cristiana y participar en la comunión. Si su familia descubre su fe cristiana, las conversas solteras pueden verse amenazadas con el matrimonio forzoso con un musulmán. De este modo, pretenden obligarlas a volver al islam. Si una mujer ya está casada cuando se convierte al cristianismo, su marido puede divorciarse de ella, aprovecharse de su fe para explotarla o para restringirle el acceso a materiales cristianos.
Los hombres cristianos en Argelia sufren presiones sociales y económicas de forma regular, y son víctimas de acoso en sus lugares de trabajo y en los espacios comunes. Puesto que los hombres son los principales proveedores, la pérdida del trabajo puede tener un efecto abrumador para toda la familia, provocando miedo y sensación de desamparo. Dada la prevalencia de varones en el liderazgo de la iglesia en Argelia, los hombres son más vulnerables a ser sometidos a interrogatorio o detenidos, lo que también afecta a su desempeño laboral. Si son encarcelados, sus hijos y familias pueden enfrentar serias dificultades económicas sin el proveedor principal. Los cristianos convertidos del islam pueden llegar a sufrir una persecución añadida por parte de sus familias. Esto puede incluir palizas, ser obligados a abandonar sus hogares, insultos verbales y amenazas.
Naasima (nombre ficticio), una mujer cristiana que vive en el norte de África.
«Creemos que Dios es bueno siempre. Nunca nos ha abandonado y nuestro sufrimiento es muy valioso para Él. Creemos que Él abrirá un camino cuando parezca que ya no hay ninguno»
Naasima,
Puertas Abiertas trabaja con colaboradores locales e iglesias del Norte de África para ofrecer capacitación en liderazgo y discipulado, apoyo a los medios de subsistencia, asistencia jurídica, asesoramiento en traumas, Biblias y atención pastoral.
Dear God, please stand with Your people in Algeria. Help those who have lost their churches to know they can find refuge in You. Bring Your people together to maintain fellowship – and keep them safe as they follow You. Change the hearts of those in authority who want to shut down the church in Algeria. We pray these things in Jesus' name, Amen.