Historias Bangladés | 02 diciembre 2024

Perdonar la soledad

A sus 9 años,  Moryom tiene mucho que enseñarnos sobre seguir a Jesús con esperanza y amor en Bangladés a pesar de ser acosada por ello

 

 
Un día, una niña de la escuela le preguntó a Moryom si quería jugar con ella en la azotea. Estaba contenta de tener compañía, porque pocos niños querían jugar con ella debido a su fe en Jesús. Subieron y empezaron a corretear. Lo siguiente que recuerda es caer directamente al suelo mientras oía a su compañera diciéndole «¡Eres cristiana!» y sintió un fuerte empujón por detrás. Este es solo uno de los abusos que Moryom ha sufrido por ser cristiana, pero todos los días debe enfrentarse a personas de su comunidad que están en contra de su familia porque son seguidores de Jesús. La gente del pueblo de Moryom en Bangladés la conoce bien, sobre todo porque su padre es pastor en esta zona de mayoría musulmana y su madre es profesora de alfabetización de adultos. A pesar de las muchas cosas tan duras que la gente diga o haga, Moryom las lleva todas a Dios en oración y decide perdonarlas.
 

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Esta niña de 9 años es una seguidora de Jesús en Bangladés que sufre a diario presiones por su fe. Pero su ejemplo puede enseñarnos mucho sobre la obra de Dios en el mundo. 

Hay una canción que a Moryom le encanta cantar en la escuela dominical. La letra significa mucho para ella: 

«Quédate a mi lado, 

querido Jesús. No puedo 

vivir sin Ti». 

Esta sencilla canción contiene verdades para todo cristiano, por supuesto. Pero para Moryom, una niña de 9 años de Bangladés, es un recordatorio de la esperanza que hay más allá del dolor de su camino cristiano. La han golpeado, se han burlado de ella, la han rechazado y la han acosado, todo porque ella y su familia caminan con Jesús. «Los vecinos no nos quieren porque somos cristianos», explica. Es una realidad desgarradora para alguien tan joven. 

Sin embargo, Moryom no parece abatida. Está claro que Dios actúa en ella y en su familia. Su historia es dura, pero las huellas del Espíritu Santo están por todas partes.  

«Los vecinos no nos quieren porque somos cristianos»