Ha pasado más de un mes desde que estalló la violencia en el estado indio nororiental de Manipur. El conflicto deriva de décadas de tensiones étnicas y religiosas, y ha resultado en la muerte de muchos cristianos, además de la quema de cientos de iglesias y otros edificios religiosos.
Aunque a ojos del mundo parezca que el conflicto se ha disipado casi por completo, nuestros colaboradores locales de Puertas Abiertas nos cuentan que la violencia continúa. La semana pasada, por ejemplo, el grupo extremista hindú Armabai Tenggol asaltó y saqueó un gran número de propiedades de los cristianos que se han desplazado.
La etnia predominante en el estado de Manipur es la meitei, mayoritariamente hindú. Gran parte de los cristianos pertenecen a la tribu kuki, que tradicionalmente ha vivido en las zonas forestales. La violencia se debe principalmente a razones étnicas, pero nuestras fuentes de Puertas Abiertas afirman que los nacionalistas hindúes también están atacando a los cristianos meitei.
Los extremistas han quemado los hogares de muchos cristianos kuki, que se han visto obligados a huir para refugiarse en otras partes del estado. La situación sigue siendo inestable —han extendido la prohibición de Internet durante cinco días más y la orden de «disparar en el acto» sigue en pie. Sin embargo, estas medidas drásticas no han tenido el efecto deseado de poner fin a la violencia. De hecho, algunas fuentes señalan que el Gobierno local está apoyando a algunos de los grupos extremistas hindúes con la intención de acabar con las comunidades tribales.
«Los extremistas siguen atacando y disparando todos los días, aterrorizando a los cristianos de las tribus», dice Ngai Elam*, un colaborador de Puertas Abiertas que vive en la zona afectada. «Están acosando y abusando sexualmente de las mujeres y niñas, y los grupos insurgentes están entrenando a los hombres en el uso de armas. Los miembros de las tribus solo están a salvo en los campos de refugiados».
Los cristianos de la zona denuncian que más de 350 iglesias han sido destruidas, y se cree que unos 80 cristianos han muerto hasta ahora a causa del conflicto. Es probable que estas cifras no sean las totales, ya que muchas de las aldeas afectadas son remotas y de difícil acceso.
«Vienen en turbas de cientos de personas con armas sofisticadas; nos disparan y hasta nos lanzan bombas», dice Muan Samte*, un cristiano de una tribu local que señala a Dios como su protección frente a la violencia. «Los proyectiles que disparan a zonas vacías explotan, pero los que caen en nuestras aldeas no explotan. Algunos amigos nos cuentan incluso que a veces las armas de los atacantes disparan en dirección contraria o dejan de funcionar. Creemos que Dios y Sus Ángeles son los que nos protegen; si no, nos habrían masacrado. Nos atacan con armas de destrucción, pero seguimos vivos —y es solo gracias a que Dios está con nosotros.
Amit Shar, el ministro del interior de la India, ha visitado el estado de Manipur a principios del mes, y ha solicitado una tregua de 15 días. Ha ordenado a los grupos extremistas que entreguen las armas ilegales y, tras reunirse con los líderes de ambas tribus, ha instaurado un comité para que analice el conflicto. Sin embargo, su visita no ha tenido el efecto esperado; incluso estando él en Manipur, la violencia no se ha detenido.
La mayoría de las iglesias en las zonas más seguras solo están abriendo para reuniones de oración. Las demás actividades cristianas se han visto interrumpidas en Manipur.
«Creemos que Dios está con nosotros», afirma Lhing Haokip*, otro creyente de la zona. «Aunque las iglesias no estén funcionando de la manera habitual, siguen abiertas para que los creyentes vayan y oren —y hay muchos creyentes orando. Creemos que las oraciones de cristianos de todo el mundo han protegido a los hermanos de estas tribus. Ora con nosotros para que Dios fortalezca a los cristianos, que se arrodillen y le busquen en oración».
Continúa orando por tus hermanos y hermanas de Manipur que se ven afectados por esta terrible persecución.
Señor, te pido que extiendas tu amor y consuelo sobre los cristianos afectados por el conflicto, quienes han experimentado traumas y se han visto obligados a abandonar sus hogares. Oro especialmente por las víctimas que se están recuperando en los estados vecinos, quienes llevan consigo heridas emocionales y traumas. También te pido por los colaboradores de Puertas Abiertas que están sirviendo en las zonas afectadas y luchando por llegar a lugares más seguros. Protégelos en su camino, fortalécelos en su labor y cubre todas sus necesidades. Amén.