Cuando Julie* empezó en su nuevo colegio, era dolorosamente evidente que no encajaba.
Era la única cristiana de la clase en una escuela pública de mayoría musulmana, con varios alumnos y profesores de tendencias extremistas.
Así fue como el miedo y la depresión le hicieron olvidar el valor que tiene en Dios, hasta que Su amor se reflejó a través de personas como tú.
«Intenté adaptarme, pero me sentía sola. Sentía que Dios me había abandonado»
➡️ Demuéstrales a los niños perseguidos por su fe que no están solos en la nueva campaña Solos.
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