Abraham y su familia forman parte de los más de 16 millones de cristianos que se han quedado sin hogar por toda África Subsahariana; en casos como el suyo, por su fe en Jesús.
Ahora, sobreviven con mucha escasez y poca esperanza en un campo de desplazados internos del norte de Nigeria liderado por el propio Abraham.
«El sufrimiento ha aumentado y la mayoría de la gente ha huido en búsqueda de nuevas formas de subsistencia. Mi oración es que nada es imposible para Dios»
Abraham, líder de un campamento para desplazados internos en Nigeria
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*Nombre cambiado por motivos de seguridad.