Historias 29 abril 2022

Mostrando amor durante el Ramadán

Aunque es un mes difícil, también es una oportunidad para los cristianos.

 

 

En los últimos años, algunas iglesias de Egipto han organizado mesas de desayuno en la calle para mostrar el amor y la amabilidad de los cristianos a los musulmanes que ayunan en sus barrios. Estas mesas mostraban el mensaje de amor de la iglesia en un país con un 85% de población de mayoría musulmana. Pero este año, la seguridad resulta ser un problema. Debido a los numerosos atentados recientes, a muchas iglesias no se les ha permitido organizar mesas de desayuno. La situación de seguridad es demasiado inestable.

Después de cada gran atentado que golpea a la comunidad cristiana en Egipto, queda la siguiente pregunta: ¿debemos arriesgarnos más y salir a mostrar nuestro amor a los musulmanes, o debemos permanecer seguros dentro de nuestras iglesias y nuestros hogares? ¿Pueden considerarse seguros la iglesia y el hogar? ¿No es eso lo que el enemigo quiere que hagamos?

«Sois buena gente. No entiendo cómo venís a ayudarnos cuando somos diferentes a vosotros. Nos mostráis un amor y un respeto que no vemos en nadie más».

Beneficiario de la ayuda

La situación de seguridad podría hacernos pasivos y asustados, pero también puede encender el fuego del amor de Cristo. Un grupo de cristianos de una ciudad del sur de Egipto decidió ignorar las advertencias y arriesgarse. Pensaron que si la gente no puede venir a sus mesas de desayuno, ellos podrían ir a ellas. Recogieron algo de dinero entre los miembros de la iglesia y reunieron 100 cajas; cada una incluía algunos alimentos básicos y un par de juguetes para los niños pequeños. Cargaron las cajas en un camión y se dirigieron a una pequeña y remota aldea y visitaron una por una las sencillas casas de los aldeanos musulmanes, ofreciéndoles la caja de regalo. Mantuvieron conversaciones amistosas con ellos y jugaron con sus hijos cuando se lo permitieron. Oraron por las familias, pidiendo la curación de enfermedades, un trabajo para un padre o un hijo y muchas otras peticiones.

Maged*, un joven cristiano, fue uno de los que participó en la distribución de las cajas. Nos contó: «En uno de los hogares, el marido nos dijo: “Sois buena gente. No entiendo cómo venís a ayudarnos cuando somos diferentes a vosotros. Nos mostráis un amor y un respeto que no vemos en nadie más”. La gente siempre está dispuesta a mantener conversaciones prolongadas. Se sienten seguros con nosotros cuando visitamos sus casas. Cuando visitamos a estas personas y les mostramos el amor de Dios, sentimos el corazón de Jesús».

*Nombres cambiados por razones de seguridad

 

147 €
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