Sedeep procede de una de las aldeas más remotas de la India. Nació en una familia humilde y dice que su vida era monótona. Cuando llegó a la adolescencia su padre murió, dejando a la familia en la miseria y el hambre. Por ello, él tuvo que dejar sus estudios y empezar a trabajar como reparador de calzado en una ciudad cercana para mantener a su familia.
«Una vez fuimos a consultar a un brujo por una enfermedad de mi esposa. Me pidió una gran suma de dinero que yo no podía pagar. Me sentía tan frustrado por tantas promesas vacías, que decidí que ya había sido suficiente y que ya no buscaría más tratamientos».
Un misionero le habló de que Jesús podía sanar, pero Sudeep lanzó una carcajada y le respondió: «Este Jesús que fue crucificado en la cruz no se pudo salvar a sí mismo, ¿cómo va a salvar a mi esposa?»
Sin embargo, la hermana de Sudeep se había convertido al cristianismo en aquel tiempo y estaba muy interesada en que su familia conociera a Jesús. Sudeep era reticente a hablar sobre la fe con ella, así que su hermana sintió que no era el momento de invitarle a ir a la iglesia, pero sí invitó a su cuñada sin que su hermano lo supiera.
Cuando Sudeep supo que su esposa estaba yendo a la iglesia, se dio cuenta de que estaba completamente libre del dolor, el cual había ido disminuyendo conforme los hermanos de la congregación oraban.
«¡Todo lo que necesito está en el amor de Jesús y no renunciaré a eso por nada!»
Durante más de un año, Sudeep estuvo realizando cursos bíblicos y comenzó a servir en la iglesia. Pero, aunque en los primeros años todo fue bien, poco después comenzó a enfrentar persecución.
«Siempre que había reuniones en mi iglesia, algún alto oficial del gobierno venía a vigilarme. Una vez, durante una reunión, llegaron alrededor de cincuenta vehículos llenos de policías, prensa y extremistas. Se llevaron a muchos creyentes a la estación de policía, los culparon por algún falso crimen y los detuvieron. Cuando fui a pagar la fianza para que salieran, la policía no lo aceptó. Les dije que tendrían que encerrarme con ellos, así que me acusaron de los mismos cargos y me encerraron».
Sudeep sufrió persecución en muchas ocasiones. Trataban de disuadirlo de continuar con su labor cristiana. Unos años más tarde los colaboradores de Puertas Abiertas contactaron con él y lo invitaron a un seminario.
«¡Fue muy emocionante participar en aquel seminario! Me sentía muy contento por estar aprendiendo cómo la persecución es relevante para afirmar mi fe. También me enseñaron que, como ciudadano, tengo derechos en la India y que no estoy cometiendo ningún crimen al vivir mi fe».
Pero la historia de Sudeep no acaba ahí. Después de aquello, los extremistas hindúes y un grupo de policías irrumpieron en su casa y le obligaron a entrar a un templo hindú cercano. «Tiempo al recordar aquel incidente. Me forzaron a entrar y me dijeron que me inclinara ante los ídolos, pero me negué. Empezaron a amenazarme e insultarme, pero empecé a hablar con valor de los derechos que tenía y sobre lo que había aprendido en aquel seminario, así que se fueron y me dejaron en paz».
«Los seminarios no solo me aportaron conocimiento espiritual, sino que también me equiparon con conocimiento sobre mis derechos como ciudadano. Aprendí a no sucumbir contra las vanas amenazas y ahora soy capaz de oponerme firmemente ante la persecución».
«Puertas Abiertas también me ha ayudado a producir mi sustento. Hubo un momento en el cual mis ganancias eran mínimas debido a la pandemia. Fue en aquel momento que Puertas Abiertas me ayudó con un pequeño negocio de confección de ropa, la cual reparto con mi bicicleta. Deseo dar las gracias a los colaboradores de Puertas Abiertas, ¡vuestra ayuda ha significado mucho para mí!».
A pesar de todo lo que ha vivido, Sudeep indica: «¡Todo lo que necesito está en el amor de Jesús y no renunciaré a eso por nada!». Continúa manteniéndose firme, defendiéndose a sí mismo y a otros.
Así fue como su corazón atribulado y su mente agitada encontraron la paz y la tranquilidad en Cristo.