Mehr, una joven creyente india de poco más de 20 años, lleva un elegante pañuelo rojo con estampado de hojas doradas que le cubre su cabeza. Coloca sus manos sobre su regazo y sonríe. Hay un jarrón con flores blancas sobre la mesa cerca de la ventana, y junto a él, tiene su Biblia. Fuera, el sol de la tarde brilla a través de las hojas de un árbol y baña la habitación de luz.
Mehr vive con sus padres, ya mayores, y dos hermanas. Ella creció como hindú, en una familia hindú, dentro de una comunidad hindú. Sin embargo, Mehr había vivido siempre con una enfermedad crónica y no encontraba sanidad ni paz a través de su religión.
Un día, su tío le invitó a una reunión de iglesia. Durante la reunión, escuchó por primera vez el Evangelio y deseó conocer a Jesús. Un tiempo después, su madre y hermanas escucharon la Palabra de Dios también a través del pastor, y la familia completa entregó su vida a Cristo.
«Llegué a conocer a Jesús como el verdadero sanador —el Dios viviente—y le entregué mi vida», cuenta Mehr.
«Dios puso una cosa en mi corazón: No temas, porque yo estoy contigo».
Pero decidir seguir a Jesús en la región donde vive Mehr conlleva un riesgo significante. Los cristianos que abandonan el hinduismo, la fe tradicional de India, se encuentran en situación de conflicto con sus amigos, vecinos e incluso los líderes del pueblo.
A menudo se percibe a los cristianos como traidores y se les acusa de traer malos augurios al pueblo por enfadar a los dioses hindúes. Además, también se acusa a las personas como Mehr, que viven en zonas empobrecidas, de convertirse al cristianismo ilegalmente a cambio de dinero.
«Cuando aceptamos a Jesús, las personas de nuestra comunidad nos acusaron de haber aceptado dinero para convertirnos en cristianos. Nos aislaron, nos hicieron comentarios obscenos a mi hermana y a mí, y nos reprocharon estar involucradas en actividades ilegales. Utilizaban constantemente palabras abusivas y se burlaban de nosotras. Fue muy doloroso», cuenta Mehr.
Los rumores en la comunidad eran ineludibles:
«Sus palabras fueron dolorosas en aquel momento, pero mi inexplicable gozo en Cristo superaba toda la oposición. Los perseguidores no se habían encontrado con Jesús. Yo creí y oré que pudiesen experimentar a Jesús de la misma forma que nosotras lo habíamos hecho», añade Mehr.
Después de una reunión de oración, los vecinos pararon a la madre y hermana de Mehr en la calle. Esta vez los furiosos comentarios se convirtieron en violencia física, y comenzaron a golpear a su madre y hermana. Mehr lo vio desde la distancia y corrió a rescatarlas, pero también empezaron a atacarla a ella. Los ojos de Mehr se llenan de lágrimas mientras cuenta lo que ocurrió:
«Me golpearon sin piedad e intentaron estrangularme con un trapo. Quedé inconsciente y un viandante llamó a una ambulancia. Estaba herida, sangrando y tenía varias lesiones».
Cuando Mehr se despertó, estaba en el hospital y vio a su madre y hermana, junto a su cama, tenía el cuerpo ensangrentado y la ropa destrozada. «Estás en estado crítico», dijo su madre. Tardó un momento en comprender dónde estaba.
Durante el tiempo que estuvo en el hospital, Mehr luchó contra la ansiedad. ¿Por qué sus vecinos la habrían atacado con tanta crueldad? ¿Cómo iba a enfrentarse a ellos? Se sintió desesperada e incluso contempló la posibilidad de quitarse la vida.
«Tras el incidente, quedé en estado de shock y aturdida», cuenta Mehr. «No era consciente de lo que me rodeaba; todo se derrumbó en mi vida. Me debilité. Perdí mi trabajo. No hablaba con nadie y siempre estaba tumbada en la cama. Tenía miedo constante a que los agresores volvieran a por nosotros. Experimentaba ataques de ansiedad y pánico cada vez que recordaba el ataque».
«Aunque se presentó una denuncia contra nuestros agresores, no se les detuvo ni se les interrogó y se les dejó libres porque tienen una posición influyente en la comunidad», comparte Mehr. «Incluso mientras nos recuperábamos del terrible incidente, los agresores nos amenazaban constantemente con palabras abusivas».
Y la persecución no acabó ahí. Los perseguidores de Mehr llegaron a sobornar a los médicos del hospital, diciéndoles que dejaran de atender a Mehr porque era cristiana. El soborno funcionó. «Las enfermeras no acudieron a mi tratamiento y dejaron de atenderme», dice Mehr. Esta experiencia traumática aumentó su ansiedad y le confirmó a Mehr que la persecución podía seguirla a cualquier parte.
Los colaboradores de Puertas Abiertas se enteraron del incidente y ayudaron a Mehr a pagar sus facturas médicas y a trasladarse a otro hospital, uno en el que los cristianos eran bienvenidos, para poder continuar con su crítico tratamiento.
«Este tipo de injusticia no debería cometerse contra nadie, ya sean cristianos o no», afirma Mehr.
«Cuando estábamos en el hospital, no teníamos dinero para el tratamiento. Pero en cuanto los colaboradores de Puertas Abiertas se enteraron de mi situación, Dios los envió como ayudantes divinos. Vuestro ministerio pagó mis facturas del hospital. Así que doy gracias al Dios todopoderoso por vosotros. Por desgracia, cuando ocurrió el incidente, todos perdimos nuestros trabajos. Pero vosotros seguís ayudándonos y apoyándonos con alimentos y todas nuestras necesidades», añade Mehr.
Cada oración y donativo ayuda a comunicar un mensaje crucial a los cristianos indios: No estáis solos.
Puertas Abiertas sigue ayudando a Mehr y a su familia a recuperarse del trauma del ataque, pero por toda la India, los cristianos como Mehr y su familia necesitan urgentemente ayuda para pagar las facturas médicas en caso de sufrir ataques, ayuda alimentaria cuando pierden su trabajo debido a la discriminación, ayuda legal, discipulado, formación y, a veces, incluso viviendas seguras para escapar de los extremistas. Y cada oración y donativo ayuda a comunicar un mensaje crucial a los cristianos indios: No estáis solos.
«Estoy tan agradecida a mi Dios. Ciertamente, me ha consolado a través de su bondadosa ayuda. Cuando todo parecía oscuro, vuestras oraciones nos levantaron. Puedo atestiguar y afirmar que los planes de Dios son buenos y no para mi mal, y cada circunstancia me guía hacia un futuro y una esperanza en Cristo. El plan de Dios para mi vida es grande, y seré utilizada para su gloria. Jesucristo lo es todo para mí», dice Mehr.
Mehr también pudo asistir a un taller de preparación para la persecución de Puertas Abiertas. Ella ha compartido audazmente su testimonio en el seminario y ha tocado a muchos con su inquebrantable fe en Cristo. «Cuando me ocurrió este ataque, no fue fácil superarlo, pero Dios puso algo en mi corazón: No temas, porque yo estoy contigo».
Mehr ha pasado por muchas situaciones a pesar de su corta edad, pero su fe es fuerte y está decidida a ser una luz para Cristo en la India, cueste lo que cueste.
«El plan que Dios tiene para mi vida es grande. Seré utilizada para la gloria de Dios. Jesucristo lo es todo para mí», dice Mehr. «Muchas gracias por animarme a seguir adelante con mi vida. Sin duda, mi copa rebosa de bendiciones. En nombre de mi familia, que Dios os bendiga a todos».