Geetika es una mujer pequeña y frágil; su dupatta (bufanda india) color naranja permanece intacta en su cabeza mientras me da la bienvenida a su pequeña casa. El único mueble en la habitación es una pequeña cama vieja, pero compacta. Hay una estufa en el suelo, y la mayor parte de sus enseres de cocina se ven ordenadamente acomodados debajo de la cama. Sus ojos se ven cansados, pero su sonrisa es radiante.
Geetika parece una mujer feliz; cuando le preguntamos cómo va su vida, ella responde con total confianza: «Dios ha satisfecho todas mis necesidades, no puedo estar más agradecida. Hubo un momento en que estaba luchando para conseguir la comida de mis niños, y la mía, pero ahora Dios nos ha levantado».
Cuando se le preguntó cómo hace, siendo madre sola de dos niños, Geetika respondió: «Enfrenté muchos problemas antes de convertirme al cristianismo. Mi esposo era un borracho y nos había abandonado. Yo solía hacer trabajos diarios por un poco de dinero suficiente para la comida de mis hijos y la mía, pero no había ninguna bendición en mis ingresos. Lo que ganaba nunca era suficiente».
«La oposición que ahora vivía no era para nada comparable con la vida miserable que había vivido sin Jesús».
Fue en ese punto que Geetika tuvo un encuentro con Jesús. «Estaba siempre afligida y frecuentemente enferma. En ese momento, uno de mis hermanos me habló de Jesús. Me conectó con un grupo de oración donde se oraba regularmente por mí. Cuando esta gente oraba por mí, yo empecé a sentir la paz divina; y luego, cuando yo empecé a orar, comencé a ver los milagros por mí misma».
Geetika luego comenzó a buscar una iglesia donde crecer en la fe. «Encontré algunas familias cristianas que me animaron y oraron por mí cuando me desanimaban estos desafíos. Pero Dios me bendijo, y mi pequeño negocio mejoró. Mis enfermedades también desaparecieron».
No obstante, durante este viaje de fe de Geetika, también empezó a enfrentar oposición. «Pensé que había enfrentado suficientes desafíos en la vida, y que después de conocer a Jesús, todo estaría bien; pero no fue así. En cambio, empecé a recibir burlas y críticas de parte de los míos, por creer en Jesús. Pero esto tengo que decir: la oposición que ahora vivía no era para nada comparable con la vida miserable que había vivido sin Jesús».
«Si Jesús está conmigo, estoy lista para enfrentar esto. Estos problemas no serán demasiado grandes si estoy con Él. Sé que la gente dice cosas equivocadas sobre los cristianos y sobre Jesús, pero no me preocupo.
«Todo lo que sé es que Él me dio sanidad, y que mi vida está llena de una paz que nunca había conocido. Incluso ahora, si las críticas de los demás me entristecen, o si me enfermo, le pido a mi hija que me lea la Biblia y luego llamo a mi pastor para que ore por mí», dijo Geetika.
Y agregó en voz baja: «Yo también oro, pero no sé cómo hacer oraciones largas. Mis oraciones son cortas, pero sé que Dios me escucha. Experimento sanidad cada vez que invoco a Dios. Hace unos meses, había estado enferma por más de una semana, pensé que me iba a morir. Le pedí a la iglesia que orara por mí, y yo también estaba orando dentro de mi corazón. La noche siguiente, vi a Jesús en una visión, sentí que estaba tocándome y sanándome. Al día siguiente, mi fiebre había desaparecido. He tenido tantas consolaciones en mi vida. ¿Cómo puedo dejar a Jesús? ¡Lo amo tanto!», dijo.
«Antes de tener el carrito, vendía verduras bajo un pequeño cobertizo. Ahora puedo ir a varios lugares y gracias a Dios, el ingreso es un poco mayor que antes. Agradezco a los colaboradores de Puertas Abiertas por esta iniciativa. Puedo conseguir alimentos más saludables para mis hijos, y estoy feliz por eso. Las verduras que compro, las vendo durante los siguientes dos o tres días, y casi siempre me va bien en esas ventas. Estoy tan contenta de que mi hijo también esté creciendo; él me ayuda a vender las verduras por las tardes. Estoy agradecida al Señor por todas sus bendiciones», dijo.
Y agrega: «Lo que han hecho por nosotros los colaboradores de Puertas Abiertas, no lo puede hacer todo el mundo. Se adelantaron para escuchar nuestras preocupaciones y compraron cosas que ayudaron a que nuestro pequeño ingreso creciera. Nos ayudaron a recuperar la dignidad del trabajo, y estamos muy agradecidos».
«Muchísimas gracias!».