Shefa*, uno de nuestros colaboradores locales en Irak, mira al pasado y da gracias a Dios por su bondad, y también por el apoyo de la iglesia alrededor del mundo. «Cuando visité lugares como Qaraqosh justo después de la liberación, quedé impactado por el olor a muerte y destrucción en la región. El hecho de no dejar piedra sobre piedra mostraba hasta dónde llegaba el odio a los cristianos. Francamente, no creía que la vida pudiera llegar de nuevo a esta región».
«Ahora, cuando visito de nuevo estos pueblos de mayoría cristiana, veo una escena diferente. Veo la cruz de nuestro Señor por todos lados, declarando que Él está vivo. Vuelvo a oír las campas de las iglesias mientras observo cómo los cristianos reconstruyen sus vidas».
«Francamente, no creía que la vida pudiera llegar de nuevo a esta región».
«No fue un camino fácil, pero hemos llegado más lejos de lo que podíamos imaginar. Ahora, continuamos levantando lo que había caído. Nunca olvidaré lo que me dijo un líder durante el regreso: “Los cristianos deben tomar su cruz cada día. Cristo no prometió una vida fácil, pero sí que Él había vencido al mundo”».
«Recuerdo a un hombre joven. Tras leer y estudiar un salmo juntos en una de las reuniones en la que participábamos hablé con él. Me dijo que acababa de descubrir que podía llamar a Dios “Padre”; al decirlo, comenzó a llorar».
«Trabajamos codo con codo con la iglesia local para convertir cada congregación en un centro de esperanza. En los últimos años hemos estado ayudando a renovar o reedificar más de 2 000 casas; hemos entregado más de 250 microcréditos. Esto solo es posible con el apoyo de la iglesia mundial. Cada donativo ha contribuido a que los creyentes puedan regresar a sus hogares».
«Gracias a los donativos también hemos podido abordar el aspecto espiritual. Apoyamos a líderes y a cristianos a crecer en su fe a través de un estudio bíblico alentador, y también con oración y seminarios. Hemos visto vidas de hombres y mujeres cambiar mediante el establecimiento de una relación viva con el Señor».
«También ayudamos a gente a recuperarse de los traumas. Me gustaría mencionar la historia de una mujer que perdió a su hijo durante el desalojo. Esta mujer estaba en una de nuestras sesiones de atención postraumática».
«Al final de la sesión, compartió lo quebrantada que quedó cuando perdió a su hijo. Su otro hijo me dijo después que esa era la primera vez que su madre hablaba sobre ello».
«Los cristianos en Irak están trabajando duro para reconstruir sus vidas, pero sueñan con más que eso. La persecución no ha parado, los cristianos en Irak aún sufren cada día discriminación y acoso. Apoyamos a aquellos que sueñan con un Irak donde los cristianos puedan vivir como ciudadanos iguales al resto».
«El apoyo de la iglesia global ha sido asombroso. No podemos dejar de decir lo agradecidos que estamos por ello. Esperamos que podamos continuar contando con ese apoyo mientras ayudamos a la comunidad a reconstruir lo destruido y sanar sus heridas. Lo que una guerra destruye en un minuto, requiere años de trabajo de reconstrucción, y aún no hemos terminado».
«Hemos visto la obra de Dios aquí, en Irak, y estamos expectantes por ver que hará en el futuro».
«Te pedimos que alces la voz con nosotros, que lleves nuestra causa ante tus autoridades. Sobre todo, necesitamos tu oración. Necesitamos rodillas que se doblan ante Jesús. Hemos visto la obra de Dios aquí, en Irak, y estamos expectantes por ver que hará en el futuro».
*Nombre cambiado por motivos de seguridad.