La guerra se ha recrudecido en estos ocho meses en Gaza, uno de los territorios palestinos. Los combates y los bombardeos han tenido durísimas consecuencias, y miles de civiles han sido asesinados.
Pero la guerra entre Hamás e Israel también ha impactado profundamente en la comunidad cristiana palestina. En Belén, que se encuentra en Cisjordania (territorio palestino donde viven aproximadamente unos 45 000 cristianos), las calles que normalmente rebosan de peregrinos y turistas están vacías. Más de 500 palestinos han muerto en Cisjordania desde que comenzó la guerra contra Hamás, de ahí el vacío. Muchas tiendas están cerradas, los hoteles no tienen huéspedes ni los restaurantes acogen a clientes.
«La mayoría de los cristianos de Belén trabaja en el sector turístico por lo que, como no hay turistas, no hay trabajo y no hay ingresos», se lamenta Elias Ghareeb, que es operador turístico y uno de los cristianos palestinos que actualmente está sin trabajo.
Sin embargo, no hay duda de que la situación es aún más desesperante para los creyentes de Gaza. Según las iglesias locales, 33 de los 1070 cristianos que vivían en Gaza cuando comenzó el conflicto han perdido la vida.
Las pérdidas y los daños materiales para los creyentes también son descomunales. Muchas personas lo han perdido todo mientras veían sus casas convertirse en escombros; la necesidad es alarmante.
Desde Puertas Abiertas, estamos atendiendo a los creyentes a través de nuestros colaboradores locales para fortalecer a la Iglesia en Israel y en los territorios palestinos. Esta labor ha formado parte de nuestro ministerio desde el tiempo del Hermano Andrés, nuestro fundador, más conocido en todo el mundo como «el contrabandista de Biblias».
El hermano Andrés no creía solamente en la necesidad de permanecer junto a Israel y los cristianos palestinos; él lo demostró viajando en múltiples ocasiones a la región, estableciendo relaciones profundas con los cristianos palestinos tanto en Gaza como en Cisjordania, y con creyentes mesiánicos y cristianos árabes en Israel.
También sorprendió al mundo al reunirse con los líderes de Hamás y de la Yihad Islámica; una reunión en la que participó, no para legitimar a ninguno de estos grupos, sino porque creía que tenían que conocer a Jesús por encima de todo. Siempre que pudo, el Hermano Andrés aprovechó la oportunidad para hablar con ellos del poder del Evangelio para transformar sus vidas.
En su libro «Light Force», escrito junto con Al Janssen, las palabras del Hermano Andrés parecen proféticas para este tiempo: «Este conflicto interminable era enfermizo, pero lo que me dolía aún más era saber que mis hermanos y mis hermanas se encontraban atrapados en medio del combate. Los creyentes en Jesucristo vivían en Israel, Cisjordania y Gaza […]. Tenían la convicción de que la comunidad cristiana podría aportar algo, aunque solo fuera ser luz».
Por eso, a través de nuestros colaboradores locales, Puertas Abiertas está esforzándose para sostener y llevar luz y esperanza a nuestros hermanos en los territorios palestinos.
«Ahora tenemos la posibilidad de convertir la miseria y la oscuridad en oportunidades para iluminar la vida de las personas»
Rami, cristiano palestino y colaborador experto
Una manera de llevar ayuda es mediante el ministerio online de jóvenes. Salim Khair es un joven cristiano palestino en cuyo corazón está alcanzar a otros de su edad con la esperanza de Jesús. Tiene una carga particular por los jóvenes palestinos que crecieron en la iglesia pero que se apartaron de la fe.
Salim comenzó un «grupo ADN». Se trata de un grupo de cristianos que usan las redes sociales para conectar con otros jóvenes, primero en los territorios palestinos, pero luego también por toda la región, y reunirlos en eventos.
«Queremos que su interés por la religión vuelve a despertarse para mostrarles y enseñarles los principios y los valores indispensables del cristianismo», defiende Salim. «Estamos trabajando muy duro para lograr un impacto, y que sea visto en todo el mundo, especialmente aquí en Palestina. Queremos que transforme a todos y los ayude a ver que es posible provocar un cambio en nuestra sociedad». En medio de un conflicto tan devastador y de tanto caos, este tipo de cambios y de esperanza se necesitan desesperadamente.
En Gaza, Puertas Abiertas va a comenzar un servicio de atención postraumática para los cristianos. Rami es uno de los expertos involucrados en los preparativos de este programa; vive en Belén y es cristiano palestino. Es muy consciente de cómo tanto el trauma generacional como el de la guerra han afectado a cada creyente en Gaza.
«Puedo decir con seguridad que todos los palestinos (no solo los de Gaza) están traumatizados», explica. «La necesidad va más allá de lo que podemos ofrecer. Nos vamos a centrar en la comunidad cristiana, ya que no hay nadie que esté colaborando con ellos. Queremos restaurar la esperanza de esta comunidad para que puedan quedarse en la tierra a la que pertenecen».
La visión de Rami, y especialmente su fe en Jesús, le otorgan una forma poderosa de encarar la situación. «En el contexto palestino el trauma se hereda, es intergeneracional, no debido a un incidente», dice. «De una forma u otra, han pasado este trauma, este miedo, esta opresión, a sus hijos y a los hijos de sus hijos, por lo que yo veo el trauma como algo cíclico en lugar de algo puntual».
«Este trauma afecta a la identidad de las personas. Tienden a verse como víctimas, y no como la sal y la luz de la tierra. Se ven inútiles, sin valor, incapaces de hacer nada, incapaces de llegar a ser libres. Se vuelve parte de nosotros, perdemos la fe, la fe en nuestra presencia en este país y, por lo tanto, optamos por marcharnos».
Rami y su equipo están trabajando en un programa de formación para los cristianos palestinos de Cisjordania que pueden viajar a Gaza y facilitar atención postraumática a los cristianos, muchos de los cuales lo han perdido todo en la guerra. El objetivo es, en las palabras de Apocalipsis 3:2 que Dios le dio al Hermano Andrés, «fortalecer lo que está por morir». Rami dice que ayudarán a cualquiera que esté en Gaza.
Sabe que no será un camino fácil. «Es una tarea colosal y tenemos que ser diligentes», afirma.
Pero su guía es Jesús y cómo vino a la tierra para servir, relacionarse y curar. «Somos servidores para restaurar la esperanza y devolver a la gente a la Iglesia y a Cristo», dice Rami. «Jesús también vivió bajo ocupación, Él sabe lo que es. Si seguimos su camino, provocaremos un cambio. Ahora tenemos la posibilidad de convertir la miseria y la oscuridad en oportunidades para iluminar la vida de las personas».
Los colaboradores de Puertas Abiertas trabajan muy duro para que la luz de Jesús se mantenga encendida en los territorios palestinos, incluso en la oscuridad de la guerra, y tenemos que orar con ellos, para que el testimonio del pueblo de Dios brille con más fuerza.
*Nombre cambiado por motivos de seguridad.
Señor, hoy quiero cubrir en oración a todos mis hermanos en la fe que se encuentran en vueltos en medio de esta triste guerra. Te pido por consuelo y fortaleza para todos. Aunque parezca imposible, lleva esperanza y fe a través de ellos en medio de esta oscuridad. Levanta una Iglesia poderosa y amorosa en Gaza, en Cisjordania y en todos los lugares afectados donde tanto se necesita tu presencia. Trae paz y libertad, en el nombre de Jesús. Amén.