Médéké nunca olvidará el 31 de mayo de 2023.
Fue el último día que vio a su hijo Joseph, de 10 años. Durante un ataque del grupo extremista islámico Boko Haram a su aldea cristiana en la inestable región del Extremo Norte de Camerún, el pequeño fue secuestrado.
«Nunca podré olvidar ese día», se lamenta esta madre africana de unos cuarenta años con cinco hijos.
Su familia vivía en la aldea de Goldavie cuando Joseph fue secuestrado. Como tercer hermano, siempre se sentaba con su padre todas las noches mientras la familia esperaba para cenar. El pequeño estaba en su lugar habitual cuando se oyeron los disparos.
«Estaba sentado en la pierna de su padre. Podía oírlos reír mientras miraban el teléfono de mi marido», recuerda Médéké. «Los hombres de Boko Haram no tardaron en rodear el pueblo y empezar a disparar».
Nadie vio venir a los terroristas, pero el sonido de los disparos fue suficiente para saber que tenían que huir. En esta región del Extremo Norte de Camerún, los ataques de Boko Haram son frecuentes. Los vecinos saben que deben correr a las montañas de los alrededores para esconderse.
«Así que empecé a correr hacia la montaña», dice. Y con lágrimas en los ojos, Médéké compartió lo que sucedió a continuación.
«Cuando me di la vuelta, vi a Joseph cogido de la mano de mi marido corriendo hacia la montaña.
Un vecino asegura que le vio correr de vuelta a casa, gritando el nombre de su padre por todas partes, pero cuando trató de decirle a mi hijo que corriera, uno de los extremistas se lo llevó.
Bajé de la montaña y esperé a que todos mis hijos regresaran con mi marido, pero Joseph no volvió. Incluso pensé que estaba con un vecino. Fue entonces cuando otro amigo vino y nos dijo que lo habían secuestrado».
«He estado esperando una llamada para pedir rescate, pero nadie me ha llamado. No sé qué ha sido de mi hijo. Siento tanto dolor cada vez que pienso en él...».
Esto fue lo que Médéké contó a los colaboradores de Puertas Abiertas. Tras el ataque, se negó a comer durante tres días. Siguió esperando que su hijo regresara de alguna manera. «Me puse enferma, muy enferma. El dolor era insoportable, pero tenía que aguantar. Oré y le pedí a Dios que me diera fuerzas, ya que tenía pocas. A veces le pregunto a Dios qué he hecho para que se lleven a mi hijo. Pero no obtengo respuesta de Él. Nunca podré olvidar lo que le pasó a mi hijo...».
«A veces, me despierto por la noche y lloro... No puedo olvidarlo. ¡Por favor, orad por mí!»
Médéké, madre de un niño secuestrado por Boko Haram
En los últimos tres años, Boko Haram ha secuestrado al menos a seis niños cristianos en la región del Extremo Norte de Camerún durante ataques separados entre 2022 y 2024. Hasta la fecha, sus familias no han recibido noticias y ni siquiera saben si siguen vivos. Los padres se han puesto en contacto con nuestros colaboradores locales y nos piden que nos unamos a ellos en oración.
«Desde que empecé a trabajar en Mayo-Tsanaga en 2014, no he oído hablar de ningún niño musulmán secuestrado. Siempre son solo niños cristianos...», dice el pastor Jean de la iglesia evangélica de la división de Mayo-Tsanaga de la región del Extremo Norte, donde se llevaron a los niños.
Comparte que «desde 2014 hasta la fecha, si cuento el número de niños secuestrados por Boko Haram entre nosotros los cristianos, son más de 14 niños. Tenemos tres en Mozogo, uno en Korsamba, uno en Goldavie, uno en Gabass, y los demás, no sé exactamente... y en Kiriwa-Mafa, unos hijos de cristianos fueron secuestrados».
Todos somos hermanos de nuestra familia de la fe en Camerún; tenemos la responsabilidad de orar y esperar con ellos. El Salmo 33 nos dice que no debemos poner nuestra esperanza en manos humanas, sino en el Señor. Como pueblo de Dios, podemos unir nuestros corazones y nuestras voces y hacer saber al pueblo de Dios, como Médéké, que no están solos. Más bien, tienen una Iglesia mundial que los sostiene con fuerza, elevando oraciones por ellos cuando no pueden encontrar la voluntad o la voz para acudir a Dios.
La situación en Camerún es solo uno de los puntos conflictivos que afectan a los creyentes africanos. La violencia en África Subsahariana está aumentando y, como Iglesia, podemos responder. Por eso, Puertas Abiertas lanzó la campaña de acción conjunta Levántate África, una iniciativa de varios años para detener la violencia e impulsar la regeneración.
«Queremos paz en nuestros corazones, en nuestro pueblo, en nuestro país... Hasta la fecha, no sabemos dónde están nuestros hijos. No nos llaman para pedirnos dinero; no llaman para decirnos dónde están. Hasta la fecha, no sabemos nada, ninguna noticia, ni rastro de nuestros hijos. Ahora mismo, pedimos oraciones, que oréis por nosotros».
Únete a Médéké (en la imagen) y a los demás padres en oración por el regreso de sus hijos secuestrados en Camerún.
Señor, te pido que acompañes al pequeño Joseph y al resto de niños secuestrados por Boko Haram, que te sientan cerca y, sobre todo, te pido que los liberes para que puedan volver con sus familias. Llena de tu consuelo y fe a esos padres destrozados pero esperanzados y cumple sus deseos y oraciones. Protege al resto de habitantes de esta zona roja de Camerún y cambia los corazones de los extremistas para que cesen los ataques. Aunque parezca imposible o desesperado, sé que puedes hacerlo. En el nombre de Jesús, amén.