Cuando servimos a Dios, queremos creer que todo a nuestro alrededor estará bien. Sin embargo, esto no siempre es así.
Esta es la historia de una creyente iraní a la que, por razones de seguridad, no podemos nombrar: mientras servía a otros por causa de Cristo, un tumor fue descubierto en su mano, lo cual le impedía realizar lo que estaba haciendo.
Sin embargo, esta mujer oró con fervor... y esto fue lo que sucedió.