Cuando estallaron las bombas, la esposa de Erwin estaba con su hija, Clarissa. «Su cara estaba cubierto de sangre», recuerda Erwin. Mientras, Fenny, la madre de Clarissa, tenía la cara y el cuerpo completamente ennegrecidos por las quemaduras. Sufrió
un 85% de lesiones por quemaduras.
¿Hizo el dolor que Erwin tuviera resentimiento hacia los atacantes? «Estaba enojado, al fin y al cabo soy humano. Pero no les guardo rencor. Antes yo era musulmán y ahora soy cristiano, y la Biblia nos enseña a amar a los que nos hacen daño».