Los informes más recientes revelan espantosos actos de violencia en Sudán, con un aumento alarmante de la violencia sexual. Además, los cristianos se están viendo atrapados en medio de esta escalada.
El conflicto comenzó hace más de un año, cuando dos facciones rivales del gobierno militar iniciaron una guerra civil. Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) están dirigidas por Hemedti, antiguo lider del grupo de milicias Janjaweed y responsable en gran medida del genocidio en Darfur. Este grupo terrorista comenzó a atacar objetivos gubernamentales.
Por otro lado, el ejército supuestamente oficial del país, las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF), contraatacó a las RSF. Miles de personas han muerto o resultado heridas entre medias, y la guerra ha generado una crisis humanitaria de desplazados a gran escala. Aunque la mayoría de los combates se han concentrado en la capital, Jartum, la violencia se ha extendido por todo el país.
Un informe reciente de Human Rights Watch (HRW), publicado a finales de julio, refleja la brutalidad del conflicto. Según estos datos, «Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han cometido actos de violencia sexual generalizados en las zonas de Jartum bajo su control, actos que constituyen crímenes de guerra y contra la humanidad. Tanto las RSF como las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) han atacado a trabajadores sanitarios, rescatistas locales e instalaciones médicas».
«Muchos (cristianos) han huido, mientras que aquellos que permanecen pueden verse obligados a tomar partido en el conflicto»
Fikiru*, investigador de Puertas Abiertas sobre África Oriental
El informe describe claramente las atrocidades: «Las RSF han cometido violaciones grupales y forzado a innumerables mujeres y niñas al matrimonio en áreas residenciales de la capital sudanesa», declaró Laetitia Bader, subdirectora para África de Human Rights Watch. «Este grupo armado ha aterrorizado a mujeres y niñas, y ambas facciones han bloqueado el acceso a asistencia y apoyo, lo que agrava el daño y deja a las víctimas sin un lugar seguro».
Las supervivientes relataron a los profesionales sanitarios que fueron violadas por hasta cinco combatientes de las RSF. También se han producido secuestros de mujeres y niñas, a quienes las extremistas de este grupo terrorista mantuvieron cautivas en casas y otras instalaciones ocupadas, sometiéndolas a violencia sexual y otros abusos. En algunos casos, las agresiones ocurrieron frente a sus familiares.
Aunque los reportes de abusos por parte de las Fuerzas Armadas Sudanesas fueron menores en número, se notificó un aumento de casos tras la toma de Omdurman a principios de 2024. El informe también documenta violaciones cometidas contra hombres y niños.
Poco antes de la publicación de este informe de HRW, Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó sobre el colapso de la protección a la población civil, denunciando un panorama de violencia indiscriminada, asesinatos, tortura y violencia sexual, con ataques persistentes contra el personal y las instalaciones sanitarias.
Según MSF, entre el 15 de agosto de 2023 y el 30 de abril de 2024, solo en el hospital Al Nao de Omdurman, en el estado de Jartum, se atendieron 6776 pacientes con heridas relacionadas con la violencia, lo que representa una media de 26 personas al día. MSF ha tratado a miles de personas heridas por explosiones, disparos y apuñalamientos en todo el país.
El informe también aborda la violencia de género, particularmente en Darfur. Una encuesta de MSF realizada a 135 supervivientes de violencia sexual entre julio y diciembre de 2023 en campos de refugiados en Chad, cerca de la frontera con Sudán, reveló que el 90% sufrió abusos a manos de un agresor armado, el 50% en sus propios hogares y el 40% sufrió violaciones por varios agresores.
Mientras tanto, el Sudan Tribune informó que el ejército sudanés está considerando participar en conversaciones con las RSF, propuestas para agosto en Suiza. A pesar de la violencia generalizada, los cristianos sudaneses enfrentan una capa adicional de sufrimiento. «La hostilidad contra los cristianos es especialmente intensa fuera de Jartum», señala Fikiru*, investigador de Puertas Abiertas sobre África Oriental. «Sin embargo, dado que la mayoría de los cristianos viven en la capital, muchos han huido, mientras que aquellos que permanecen, pueden verse obligados a tomar partido en el conflicto, lo que aumenta su vulnerabilidad».
La comunidad internacional y las iniciativas de paz son cruciales para detener este sufrimiento. Jo Newhouse, portavoz de Puertas Abiertas para África Subsahariana, subrayó: «Los enfrentamientos del último año no han resuelto nada, solo han agravado el sufrimiento de los más vulnerables. No podemos permanecer impasibles mientras los civiles no tienen adónde huir».
Señor, pido por tu amor y consolación sobre todas las víctimas de violencia sexual en Sudán. Ayúdalas a recuperarse de todas sus heridas y a descubrir la paz de estar contigo. Lleva también una paz duradera a este país y acaba con los ataques entre los dos bandos. Mientras tanto, abre camino para que los servicios de ayuda puedan llevar todo lo necesario a la población. Fortalece la fe de los cristianos y haz que sean un faro de luz en medio de esta situación tan desesperanzadora. En el nombre de Jesús, amén.