Imagina
que no eres libre para asistir a la iglesia o a la reunión de jóvenes. No tienes acceso a una Biblia u otro material religioso.
que no eres libre para asistir a la iglesia o a la reunión de jóvenes. No tienes acceso a una Biblia u otro material religioso.
que en mitad del culto clandestino, irrumpen en tu casa 10 policías armados y arrestan a tus padres y a los otros adultos.
que a tus padres y al resto de personas detenidas les imponen una multa por haber organizado un culto clandestino en su casa.
que quieres asistir a la reunión de jóvenes, pero el gobierno lo prohíbe por ser menor de 18 años. Aun así, consigues entrar en una reunión clandestina.
que quieres ir al campamento de verano cristiano. Pero está prohibido que tus padres te apunten. Sólo te pueden inscribir cuando tengas más de 18 años y obtengas el permiso oficial.
que eres el único creyente de tu colegio. Durante el recreo los demás niños se apartan y no juegan contigo. Tampoco dejan que los demás niños jueguen contigo. Te han hecho bullying.
Los hijos de creyentes muchas veces enfrentan dificultades por el mero hecho de pertenecer a la fe cristiana. Algunas de éstas dificultades les afectan de manera directa (como verse envuelto en situaciones violentas que afronta su comunidad cristiana).
En otros casos estas dificultades son muy específicas (por ejemplo, se les impide estudiar, o viven una doble identidad: cristiano en casa pero musulmán o comunista en el colegio o comunidad). En otras ocasiones esta situación les afecta de
manera indirecta (pierden a un progenitor por causas violentas o por una detención, por ejemplo).
Ningún padre elegiría para sus hijos una vida de carencia y hambre si pudiera evitarlo, y pocos escogerían para sus hijos vivir en una zona de conflicto si hubiera otra alternativa. Pero el hecho es que hay padres que diariamente se ven obligados
a escoger entre permanecer fieles a Jesús o proteger a sus hijos; entre educar a sus hijos en la fe o protegerles físicamente.
Debido a esta dura realidad, muchos niños crecen sabiendo que su bienestar, e incluso su vida, corren peligro porque sus padres han elegido seguir a Cristo. Naturalmente, estos mismos padres desean que sus hijos también decidan seguir a Cristo.
La valentía y la perseverancia de estos padres perseguidos es tanto inspiradora como aleccionadora para nosotros. El coste de su fe es muy elevado, y lo pagan tanto los padres como los hijos.
En todos los países de Asia Central es obligatorio obtener un permiso específico para trabajar con niños y enseñarles sobre Cristo. Si no tienes la autorización oficial extendida por el Comité de Asuntos Religiosos, se trabaja en una situación
de ilegalidad. La legislación de la mayoría de los países de Asia Central contiene estipulaciones estrictas prohibiendo la enseñanza religiosa a menores.
¡Es posible! Haz un dibujo, tu mejor dibujo, y se lo enviaremos a los niños de Asia Central, que lo recibirán felices sabiendo que has pensado en ellos.Enviar una carta a uno de los niños de Asia Central
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