Anwar buscaba una salida para escapar de su vida desdichada. Pensaba que no tenía ningún futuro, ninguna esperanza – pero Dios tenía otro plan para él.
«Dijo mi amiga: “Si piensas poner fin a tu vida, no tienes nada que perder. ¿Por qué no pruebas a hablar con Jesús a ver qué tiene que decirte?”, así que pensé que si no funcionaba todavía podía matarme y ¿por qué no probar?
Me enseñó cómo orar. Me fui a mi cuarto y recuerdo pensar que estaba loco por hablar conmigo mismo. Al principio no cambió nada, pero después de un tiempo me hice adicto a conocer a Jesús.